Ciencia

La Dorsal de Lomonósov: El Epicentro de la Nueva Geopolítica Ártica

2025-04-01

Autor: Valentina

A medida que se intensifica la atención internacional en el Círculo Polar Ártico, uno de los puntos focales de esta batalla geopolítica es la enigmática Dorsal de Lomonósov. Aunque esta región ha sido ignorada durante mucho tiempo en los mapas mundiales, su importancia estratégica y sus vastos recursos están emergiendo a la superficie. El mundo ha sido educado en una perspectiva que desestima los polos; al observar un globo terráqueo, nos damos cuenta de que el foco geopolítico se está desplazando hacia el norte.

Ubicada en el océano Ártico, la Dorsal de Lomonósov se extiende a lo largo de 1,800 kilómetros y se eleva a más de 3,000 metros desde el lecho marino. Esta cordillera submarina, descubierta por exploradores soviéticos en 1948, guarda bajo sus aguas un tesoro de recursos naturales, incluidos importantes yacimientos de petróleo, gas y minerales raros, que son esenciales para las tecnologías modernas. Estos recursos han desatado una nueva carrera por el control del Ártico entre las naciones que lo rodean: Rusia, Estados Unidos, Canadá y Dinamarca entre otros.

La naturaleza competitiva del Ártico se ve reflejada en la superposición de las reclamaciones territoriales. Rusia, al ser la primera en reclamar la Dorsal de Lomonósov como una extensión de su plataforma continental, ha establecido bases militares y científicas para consolidar su presencia. La Flota del Norte de Rusia, una de las más poderosas, se prepara para defender sus intereses en esta región rica en recursos, mientras que Estados Unidos también comienza a poner el foco en el Ártico, considerando Groenlandia como una pieza clave en su estrategia geopolítica.

La Declaración de 1982 de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar permite a los países que rodean los océanos reclamar una Zona de Exclusividad Económica, y Rusia ha presentado evidencia científica de que la Dorsal de Lomonósov le corresponde. Del mismo modo, Dinamarca y Canadá han hecho sus propias reclamaciones basadas en sus respectivas interpretaciones de la geografía continental. Esto ha llevado a un ambiente de tensión y competencia, donde la diplomacia se entrelaza con la militarización de la región.

En 2007, Rusia realizó un gesto simbólico al colocar una bandera en el fondo marino frente a la Dorsal de Lomonósov, un acto que fue tanto una afirmación de soberanía como una declaración de intenciones. Este acto ha sido interpretado como un indicativo del interés ruso en consolidar su influencia en el Ártico, donde el 20% de su PIB actualmente se genera en esta zona. Además, la colaboración con China en la Ruta del Norte resalta la importancia estratégica y económica que la región adquirirá en un futuro cercano.

Examinando el contexto global, muchos analistas creen que el interés en el Ártico es parte de un plan más amplio que involucra no solo recursos, sino también una nueva narrativa geopolítica donde el control de esta región se torna esencial. En un mundo donde el cambio climático está alterando las rutas de navegación y el acceso a los recursos, el Ártico se ha convertido en una nueva frontera para el dominio global.

Así, mientras la Dorsal de Lomonósov se convierte en el epicentro de estas tensiones geopolíticas, es necesario que los gobiernos y ciudadanos del mundo reconozcan la importancia de esta región que, aunque fría y remota, calienta los corazones de quienes buscan aprovechar su riqueza.