La famosa curva de la infelicidad, que alguna vez se interpretó como un ciclo natural de la vida, ahora está dando señales alarmantes de desaparición. Lo que debería ser motivo de celebración se ha convertido en una preocupante realidad: los jóvenes están sufriendo más que nunca.

Tradicionalmente, la satisfacción vital seguía una trayectoria en forma de U, alta en la juventud, sumida en la mediana edad y regresando a niveles positivos en la vejez. Sin embargo, un estudio reciente que abarca millones de encuestas en más de 40 países revela un panorama desalentador. La infelicidad no solo está presente, sino que comienza a dispararse desde los 20 años.

¿Qué está causando este descontento? Los investigadores apuntan a varios factores críticos: la pandemia mundial, la precariedad económica y la crisis de la vivienda. Pero eso no es todo; la omnipresencia de los teléfonos móviles está exacerbando el problema. Estos dispositivos no solo han reemplazado nuestras actividades recreativas—como jugar, socializar o hacer deporte—sino que han drenado nuestra capacidad de disfrutar el tiempo libre.

Además, hay un dato que sacude aún más: las mujeres jóvenes son las más afectadas, mostrando niveles de malestar más altos que sus contrapartes masculinas en todos los países analizados. Este fenómeno no es aislado; estudios sobre el impacto de internet y las redes sociales revelan una tendencia alarmante que compromete el bienestar de las nuevas generaciones.

La situación es crítica, y es momento de actuar. ¿Estamos preparados para enfrentar las consecuencias de esta nueva normalidad que amenaza la felicidad de nuestros jóvenes?