Las relaciones entre Chile y Argentina atraviesan un nuevo episodio de tensión. Esta vez, el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, lanzó declaraciones polémicas dirigiéndose al presidente chileno, Gabriel Boric, afirmando que Chile está bajo el mandato de un "comunista que los está por hundir".

Esta afirmación provocó la indignación del gobierno chileno, que decidió enviar un nota de protesta por el comentario. La ministra del Interior, Carolina Tohá, comparó las palabras de Caputo con la retórica del régimen de Nicolás Maduro, sugiriendo que el estilo de la administración argentina se asemeja a dicho régimen opresor.

Además, Javier Milei, presidente argentino, avivó la controversia con un tuit provocativo que decía: "PONIENDO ZURDOS EN SU LUGAR", respaldando la aseveración de Caputo con citas de Agustín Laje, un escritor argentino conocido por sus posturas ultraconservadoras.

Boric no tardó en responder, enfatizando su respeto hacia Argentina como un "país hermano", y sugiriendo que tanto él como Milei son temporales en sus puestos, pero las relaciones entre los pueblos deben perdurar. Este enfrentamiento es solo una más de muchas tensiones que se han acumulado desde que Milei asumió el poder.

Una señal de acercamiento que no dio frutos

Inicialmente, Boric intentó mostrar una postura conciliadora, asistiendo a la investidura de Milei y expresando su deseo de colaborar en áreas críticas como infraestructura y conectividad fronteriza. Sin embargo, las diferencias ideológicas entre ambos mandatarios pronto se hicieron evidentes.

La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, también encendió la polémica al afirmar que Hezbollah había sido detectada en territorio chileno, lo que llevó a Chile a emitir otra nota de protesta. Esta situación se subsanó tras una comunicación entre las ministras, cerrando el tema de forma temporal.

Paneles solares en territorio chileno: un capítulo más en la discordia

La tensión aumentó aún más en junio, cuando se descubrió que paneles solares argentinos estaban ubicados en territorio chileno, algo que rompía las normas fronterizas. Esto llevó a una reacción rápida del gobierno chileno, resultando en la orden de retirar los paneles, una actuación que se llevó a cabo rápidamente.

El drama continúo cuando Milei realizó una corta pero crucial visita a Chile, donde aunque hubo espacio para la discusión sobre cooperación, no se concretó una reunión oficial con Boric, lo que evidenció la fricción en sus relaciones diplomáticas. La negativa chilena a reunirse en un evento privado profesional también destacó la falta de confianza mutua. Milei alabó la economía chilena, pero no pareció dirigirse a la administración actual de Boric.

Las tensiones también se intensificaron en noviembre

cuando Milei criticó la economía chilena, señalando un "retroceso monumental", lo que llevó a un distanciamiento en un acto conmemorativo importante para ambas naciones. La ausencia de ambos presidentes en el evento en el Vaticano subrayó la crisis en las relaciones bilaterales.

Responsables del deterioro de la relación

Expertos en relaciones exteriores han señalado que el ideologismo de Milei, que no tolera visiones diferentes, es en gran parte responsable del deterioro de la relación bilateral. La crítica de Boric hacia la necesidad de un Estado más inclusivo fue respondida por Milei con desdén, acentuando la renuencia a encontrar un terreno común.

En un contexto más amplio, en el último año, el gobierno chileno ha tenido que activar varias protestas diplomáticas, indicando la ecuación complicada y conflictiva entre ambos países. Esta serie de episodios pone en evidencia que las relaciones bilaterales se encuentran en uno de sus puntos más bajos, con la esperanza de que la diplomacia pueda eventualmente restaurar la armonía entre estas naciones sudamericanas.