La mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo, y en el caso del FC Barcelona, esto nunca ha sido más relevante. Desde hace tiempo, el club azulgrana se encuentra atrapado en una tormenta de falta de visión y rumbo, y la reciente historia está desequilibrada por juegos de poder, egoísmos y celos que han desvirtuado la esencia del equipo.

Es innegable que la gobernanza del FC Barcelona presenta un carácter único y complejo. Sin embargo, representa también un claro ejemplo del principio de Peter, donde la incompetencia puede llevar a la deriva a instituciones de renombre. El Barça, con más de 400 millones de seguidores en todo el mundo, es uno de esos pocos clubes donde un grupo de directivos sin experiencia previa puede decidir el destino de una entidad tan significativa.

Imaginemos por un momento que este proceso es como vivir una narrativa de fantasía. Donde unos se ven como héroes intocables, pero al final, muchos se asemejan a personajes cuestionables que buscan más a sí mismos que al bienestar colectivo del club. Esta analogía se ha vuelto palpable en los últimos 10 años, donde se han malgastado recursos y se ha desmantelado una plantilla que alguna vez fue considerada la mejor del mundo.

En esa última década, hemos sido testigos de cómo la mayor venta de un jugador en la historia del fútbol no ha llevado a inversión y crecimiento robusto, sino a la inflación de salarios de jugadores mayores y una creciente deuda que podrían ahogar al mejor club de fútbol del planeta. Se han vendido activos, se han elevado gastos y, en lugar de construir un futuro a largo plazo, se han tomado decisiones impulsivas que presagian un descalabro.

Hoy en día, el FC Barcelona necesita repensar y revalorizar el conocimiento y la experiencia que sus directivos deberían aportar. Es crítico que se implanten valores éticos que guíen las decisiones en la institución y que se fomente la creatividad en sus iniciativas comerciales. También se deben destacar la comunicación y el fortalecimiento de la marca Barça, no solo alrededor de los líderes actuales, sino de la rica historia y los valores que el club representa.

La situación actual del FC Barcelona es un espejo que refleja la necesidad urgente de un cambio. Pero, ¿será el club capaz de reiniciar su camino hacia la grandeza? La afición lo necesita ahora más que nunca.