Tecnología

¿La caída de Intel es el fin de una era? Críticas, arrogancia y el futuro incierto de un gigante tecnológico

2024-12-23

Autor: Pedro

La caída de Intel, que fue alguna vez el líder indiscutido en la industria de semiconductores, ha sido devastadora y duradera. Con pérdidas históricas que superan lo imaginable, un desplome en su valor de acciones de un 60% en 2024 y la sorprendente salida de su CEO, Pat Gelsinger, en diciembre, la compañía se enfrenta a un futuro que parece cada vez más sombrío. A pesar de que sus problemas pueden parecer recientes, analistas y ex-empleados apuntan a un desplome sistemático que se ha desarrollado durante más de dos décadas.

Dentro de Intel, la cultura corporativa ha sido descrita como plagada de arrogancia, donde existía un ‘complejo de Dios’. Un exdirectivo observó que: "Tenían un complejo de Dios; eran súper arrogantes y creían que tenían una ventaja competitiva que les permitía no tener que preocuparse por sus errores". A medida que el mercado se ha expandido, la compañía ha perdido clientes clave como Apple y ha fallado ante competidores más ágiles como AMD, NVIDIA y TSMC.

Desde el año 2000, Intel ha visto caer su capitalización de mercado un 80%, y su descenso se ha intensificado en los últimos años con decisiones estratégicas fallidas que han resultado en la pérdida de su liderazgo en el mercado que contribuyó a crear. Un gran fracaso fue el rechazo de fabricar chips para el primer iPhone, una decisión que un antiguo ejecutivo describió como "un fracaso espectacular en términos de toma de decisiones estratégicas".

Además, Intel apostó tarde por la tecnología EUV (litografía de ultravioleta extremo), una herramienta crucial que sus competidores han adoptado con éxito. En 2019, Intel poseía 10 máquinas de EUV que valían más de mil millones de dólares, pero no estaban utilizándolas de manera efectiva. Esto solo resalta una cadena de errores que han llevado a la empresa a un callejón sin salida.

Gelsinger asumió el liderazgo con la promesa de restaurar la gloria de Intel y presentó un plan para desarrollar el proceso de fabricación 18A, esperando recuperar el liderazgo tecnológico. Sin embargo, los constantes retrasos y la falta de ejecución han puesto en duda su capacidad de llevar a cabo esta ambiciosa estrategia. Analistas han señalado que Intel no ha demostrado la capacidad de ejecutar su visión a largo plazo, poniendo en riesgo su futuro en un entorno competitivo.

Mientras Intel lucha por adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, rivales como NVIDIA y AMD han capitalizado su debilidad; NVIDIA, por ejemplo, ha visto un incremento del 173% en su valor en solo un año. La situación se complica aún más por el entorno geopolítico, ya que Intel ha recibido 8.000 millones de dólares del gobierno de EE. UU. a través de la Ley CHIPS, dirigida a fortalecer su producción interna. Sin embargo, expertos advierten que el apoyo financiero por sí solo no garantiza el éxito de la compañía.

Stacy Rasgon, analista destacada, enfatiza que la falta de un plan de sucesión ha sido evidente al observar el cambio de liderazgo reciente en la empresa. La incertidumbre y la falta de dirección estratégica han dejado a Intel ante una cuestionante predicción: en un mundo donde la demanda de silicio sigue creciendo, ¿cuántos fabricantes de vanguardia podrán sobrevivir? Con competidores al acecho y una gestión interna problemática, el camino de Intel hacia la recuperación probablemente será tumultuoso y lleno de desafíos.