Este domingo, la talentosa Katherine Orellana hizo su reaparición triunfal en televisión, dejando atrás años de escándalos y luchas por sus adicciones. Después de un largo camino hacia la rehabilitación, la ex participante de Rojo mostró su renovado espíritu y su positivo presente.

Hace más de tres años, Orellana ingresó a un centro de rehabilitación que le permitió enfrentar las duras consecuencias de sus problemas con las drogas y el alcohol. Este proceso no solo afectó su vida personal, sino que también provocó la lamentable pérdida de la tuición de su hijo, una herida que todavía lleva en su corazón.

En una emotiva entrevista con Primer Plano, Kathy reveló que ha dejado el alcohol definitivamente y se encuentra en una mejor situación familiar. Su madre, Clara Inés, afirmó: "La Kathy ha cambiado en un 200%". El vínculo entre madre e hija se ha fortalecido al punto de que Kathy ha recuperado la custodia de su hijo.

Una Nueva Perspectiva de Vida

Durante su intervención en Chilevisión, Orellana compartió una reflexión profunda: "El problema no son el alcohol ni las drogas; eso es solo la punta del iceberg. Las verdaderas dificultades vienen de traumas familiares, de heridas de la infancia que muchas veces no entendemos".

Con voz conmovida, expresó: "Descubrí que me pude salvar gracias a la gloria de Dios, porque sin esa fe no habría tenido la fuerza para enfrentar el abandono de mis padres y de mi hijo".

Aceptando el Pasado y Mirando al Futuro

A pesar del dolor que siente al recordar lo que ha perdido, Kathy asegura: "Lo perdí todo. Hoy duele, pero no tanto... Nadie nace sabiendo. Ojalá todos tuviéramos un manual para no cometer errores, pero lo hermoso es que podemos reinventarnos".

Ahora, Orellana se dedica a un nuevo emprendimiento, ayudando a su madre en un puesto en la feria de Rancagua. Además, está lista para dar un giro inesperado a su carrera al debutar como creadora de contenido para adultos.

Kathy Orellana ha demostrado que las segundas oportunidades son posibles. Su historia de redención es un poderoso recordatorio de que siempre hay luz al final del túnel.