Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos y reconocido galardonado con el Nobel de la Paz, falleció este domingo a los 100 años, según confirmó uno de sus hijos.

De acuerdo con el Atlanta Journal-Constitution, Chip Carter comunicó que su padre falleció a las 3:45 de la tarde, hora local, en su hogar en Plains, Georgia.

Carter estaba recibiendo cuidados paliativos en su domicilio después de haber sido diagnosticado con una forma agresiva de cáncer de piel, melanoma, que se había expandido al hígado y al cerebro.

En febrero del año pasado, el exmandatario había ingresado a un centro de atención luego de varios periodos hospitalarios.

Militante del Partido Demócrata, Carter ocupó la presidencia entre 1977 y 1981, tras vencer al republicano Gerald Ford. Durante su mandato, enfrentó eventos difíciles como la “Crisis de los Rehenes” en 1979, cuando estudiantes iraníes tomaron prisioneros a 66 diplomáticos y ciudadanos estadounidenses en la embajada de Teherán tras la caída del Sha Mohammad Reza Pahlevi.

Los efectos de esta crisis fueron significativos y contribuyeron a su derrota electoral frente a Ronald Reagan. Curiosamente, los rehenes no fueron liberados hasta el 20 de enero de 1981, justo cuando Carter dejó la Casa Blanca.

Tras su presidencia, Jimmy Carter se destacó como un apasionado defensor de los derechos humanos, fundando el Centro Carter con la misión de promover estos derechos en todo el mundo. Su legado humanitario fue aún más reconocido cuando recibió el premio Nobel de la Paz en 2002. Este galardón fue otorgado “por sus décadas de esfuerzo incansable para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, promover la democracia y los derechos humanos, así como fomentar el desarrollo económico y social.”

Carter, quien se convirtió en el exmandatario más longevo en la historia de EE.UU., siguió influenciando la política, participando activamente en los procesos internos del Partido Demócrata y votando en las elecciones más recientes de noviembre. Su vida y trabajo han dejado una huella imborrable en la historia de la política estadounidense y en la lucha por la paz mundial.