La Isla de Pascua, conocida mundialmente como Rapa Nui, es hoy uno de los tesoros turísticos de Chile. Sin embargo, en un giro sorprendente de la historia, en 1937, el gobierno del entonces presidente Arturo Alessandri contempló la posibilidad de vender esta isla a naciones como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, e incluso al régimen nazi de Alemania.

Según el académico de la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Santiago, Cristóbal García-Huidobro, esta propuesta ha sido discutida en el contexto histórico que rodea a la isla y su relación con Chile. El periodista español Mario Amorós, en su libro 'Rapa Nui: Una herida en el océano', sacó a la luz esta peculiar intención del gobierno chileno, sustentada por documentos y testimonios que indican que se llevó a cabo una oferta formal para vender la isla a diversas potencias.

En un momento histórico donde Chile ya había iniciado acuerdos militares con la Alemania nazi, incluyendo la adquisición de aviones, la Armada chilena estaba abierta a nuevas negociaciones. García-Huidobro menciona que Ferenc Fischer, un académico húngaro, encontró documentación en los Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania que respalda estas afirmaciones.

Ubicada a 3.800 kilómetros de Chile, la Isla de Pascua era vista en ese entonces más como un grillete que como un paraíso. Las condiciones de vida para los rapanui eran espantosas, caracterizadas por la explotación laboral y el abuso de sus derechos humanos. Las luchas de los habitantes por escapar de la isla son conmovedoras y reflejan un sistema que priorizaba los intereses económicos sobre la dignidad humana. Rapa Nui era percibida por el Estado chileno como un mero recurso económico, sin un entendimiento profundo de su cultura e historia.

Los planes de venta comenzaron a considerarse desde 1930, cuando Estados Unidos mostró interés en adquirir la isla a cambio de un millón de dólares. Aunque estas negociaciones no prosperaron en su momento, la idea resurgió en 1937 con nuevas ofertas a naciones como Alemania, Japón y el Reino Unido. Los gobiernos británico y estadounidense temían que rivales como Japón y Alemania pudieran obtener el control de la isla, lo que llevó a un interés compartido en mantenerla bajo control chileno.

Las intentonas de vender Rapa Nui resultaron infructuosas y se convirtieron en un capítulo poco conocido de la historia de Chile. Sin embargo, la opresión y el sufrimiento de los rapanui no se detuvieron; la isla continuó enfrentando crisis sanitarias y violaciones de derechos humanos hasta que en 1966, tras años de luchas, los rapanui fueron oficialmente reconocidos como ciudadanos chilenos.

En un giro más reciente, en 2015, los descendientes de los rapanui llevaron su causa a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, demandando al Estado chileno la restitución de sus tierras ancestrales y una disculpa formal por el trato que habían recibido a lo largo de la historia. Esta solicitud pone de manifiesto la larga lucha por el reconocimiento y la justicia que aún persiste entre los pueblos indígenas de Chile.

Esta historia del inusitado ofrecimiento de Rapa Nui a potencias mundiales es solo una de las múltiples aristas de una relación histórica compleja entre Chile y la isla. Con el auge del interés por la cultura rapanui y su herencia, la dignidad y los derechos de los habitantes de Rapa Nui siguen siendo un tema relevante en el panorama actual.