El pasado lunes, un insólito episodio tuvo lugar en un almacén de Valdivia, región de Los Ríos. La vendedora del local se vio sorprendida cuando un ladrón armado decidió asaltarla, exigiendo el dinero de la caja.

Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, la dueña se negó a entregarle el efectivo. Por alguna razón, el ladrón se arrepintió de su intento de asalto en el acto. En lugar de llevarse todo, decidió realizar una compra que dejaba a todos desconcertados: optó por adquirir un par de caramelos.

Pero eso no fue todo. Para no irse con las manos vacías, también se robó un paquete de papas fritas, mientras una cámara de seguridad grababa cada momento del extraño suceso.

De acuerdo a los detalles del video, el hombre, que parecía joven y vestía con capucha, incluso llegó a cargar su arma dos veces mientras apuntaba a la vendedora.

La conversación entre ambos se tornó surrealista:

Vendedora: ¿Joven qué va a hacer?

Ladrón: La plata po’.

Vendedora: ¿Qué plata querí’?

Ladrón: La plata.

El tenso silencio que siguió provocó una risa nerviosa en el ladrón, quien luego decidió esconder el arma en su ropa interior. A continuación, le pidió a la vendedora: “Tía, deme $100 de dulces”, mientras buscaba algo de dinero en sus bolsillos.

“Ya, disculpe tía”, fueron sus palabras al pedir perdón por la confusión. La respuesta de la mujer fue clara y firme: “Sí, pero no se anda jugando con eso”. A pesar de la situación, demostró estar más composada que el propio ladrón, que rápidamente recibió los dulces y trató de salir del local sin más problemas.

Sin embargo, antes de salir, el joven tomó un paquete adicional de frituras de una estantería y salió corriendo a toda velocidad, dejando a la vendedora en un estado de incredulidad. Este incidente ha dejado a muchos preguntándose sobre el estado mental y las motivaciones del ladrón, así como sobre la naturaleza del arrepentimiento en situaciones tan extremas.

Desde entonces, el curioso suceso se ha vuelto viral en las redes sociales, haciendo que las personas reflexionen sobre la rareza de un ladrón que, en vez de robar, termina comprando caramelos y frituras. ¿Estamos viendo el inicio de una nueva tendencia en el crimen? ¡La historia continúa!