La vida de Jade-Marie Clark, una escocesa de 32 años, dio un giro inesperado cuando un simple tic en su ojo, que inicialmente pensó que era provocado por el estrés, resultó ser un tumor ubicado entre su ojo y el cerebro. Lo más alarmante es que este tumor pudo haber estado presente durante años sin que ella lo supiera. Su historia ha conmovido a muchas personas y ha puesto de relieve la importancia de escuchar a nuestro cuerpo.

Todo comenzó durante su primer embarazo en marzo de 2020, cuando Jade-Marie empezó a experimentar dolores en su oído, síntomas que atribuyó erróneamente a una infección. Sin embargo, una vez que nació su hijo Theo en septiembre de ese mismo año, el dolor se tornó más manejable.

“Comencé a sentir dolores intensos en mi cara y oído. Al principio pensaba que era solo una infección”, comentó Jade-Marie, quien no imaginaba lo que realmente le sucedía.

En 2023, durante su segundo embarazo, los síntomas empeoraron. Dolor en la cabeza y un inquietante movimiento involuntario de su ojo, que ella pensaba que era por el estrés de ser madre y estudiante, la llevaron a una consulta médica.

El diagnóstico impactante llegó tras una resonancia magnética: un neuroma acústico, un tumor benigno que afecta el nervio que conecta el oído con el cerebro. Los médicos indicaron que el tumor había estado creciendo durante al menos cinco años y que en tan solo seis meses había aumentado considerablemente de tamaño.

A pesar del riesgo, Jade-Marie tuvo que esperar hasta dar a luz a su segundo hijo, Rory, en noviembre de 2023, para someterse a cirugía y poder extirpar el tumor, evitando así cualquier daño al bebé.

“Cuando escuché la palabra tumor, pensé que era el fin para mí”, relató desolada. En la operación, aunque los médicos lograron extirpar la mayor parte del tumor, un pequeño fragmento quedó porque estaba adherido a un nervio vital, lo que lamentablemente resultó en parálisis facial.

La conocida como parálisis de Bell le ha causado la incapacidad de cerrar el ojo derecho o sonreír. Asimismo, Jade-Marie ha tenido que lidiar con la sequedad extrema de su ojo, ya que este ya no produce lágrimas, lo que le genera dolor diario.

Ahora, tras varios meses de su operación, Jade-Marie ha buscado apoyo médico para cerrar temporalmente su párpado derecho y en marzo se someterá a una nueva cirugía para intentar recuperar su sonrisa, realizando una transferencia de nervios y dos injertos.

Su experiencia ha llamado la atención sobre la necesidad de prestar atención a los síntomas que podemos pasar por alto. Jade-Marie insta a otros a no ignorar sus cuerpos y a buscar atención médica cuando algo no parece correcto.

Su historia no solo es un llamado de atención sobre los problemas de salud, sino una inspiradora lucha por la recuperación y el empoderamiento femenino.