Recientemente, el club Huachipato fue adquirido por Hernán Rosemblum, que logró hacer efectiva la compra gracias a un préstamo de US$3,6 millones proveniente de un fondo constituido en Delaware, administrado por Patricio Kiblisky y Jacques Gliksberg. Esta transacción se da en un contexto donde se están viviendo cambios significativos en el fútbol chileno, además de diversas sospechas sobre la vinculación entre los involucrados en el negocio debido a sus pasados compartidos en clubes de fútbol.

Los rumores comenzaron a circular en la prensa deportiva cuando se mencionó a Kiblisky como un posible actor clave detrás de la compra de Huachipato. Años atrás, ambos se conocieron en el club Ñublense, lo que levantó interrogantes sobre la relación financiera entre ellos. Kiblisky es un conocido empresario en la industria del fútbol y sus lazos con otros actores del deporte chileno han despertado interés e inquietudes.

En una entrevista con La Tercera, Rosemblum abordó las especulaciones sobre Kiblisky, asegurando que el empresario no tenía un rol en la compra. Sin embargo, las evidencias apuntan a que efectivamente, un fondo manejado por Kiblisky facilitó el financiamiento de la operación. El 25 de noviembre se firmó un contrato de crédito que especificaba que el capital se destinaría a la adquisición de Huachipato, y el mismo debía ser reintegrado para diciembre de 2029.

Es relevante mencionar que antes de esta compra, Huachipato estaba bajo el control de Marcelo Pesce, Marcelo Ambrosio y Victoriano Cerda. El dinero que Rosemblum usó para adquirir el equipo procede de un fondo de inversión que tiene conexiones con personas influyentes en el ámbito del fútbol chileno.

Este movimiento ocurre paralelamente a un episodio que ha sacudido a la Universidad de Chile con cambios en su control, involucrando personajes que han tenido trato con los implicados en la compraventa de Huachipato. Las conexiones comerciales entre estos individuos han sido documentadas durante años y continúan siendo objeto de escrutinio por parte de la prensa.

Además, el gran desembolso de dinero hacia el club debe ser revisado en el contexto de la situación del fútbol chileno, donde la intervención de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ha llevado al congelamiento de varios fondos, especialmente tras detectar conflictos de interés en las operaciones de algunos de los actores involucrados.

CIPER, en un extenso reportaje, investigó las finanzas detrás de este movimiento. Descubrió que la compañía Sportscap Credit Fund LLC, administrada por Kiblisky y Gliksberg, no solo tiene vínculos con la compra de Huachipato, sino que también está inmersa en una red más amplia de asesorías que involucran transferencias de dinero entre diferentes entidades y clubes. Este tipo de financiamiento y las condiciones que lo rodean llaman a la reflexión sobre la transparencia en las transacciones del fútbol chileno.

El contrato de préstamo y otros acuerdos relacionados revelan una serie de obligaciones que el nuevo propietario de Huachipato deberá cumplir, lo cual incluye pagos mensuales que comenzarán en enero de 2024 y continuarán durante un periodo bastante extenso.

Es evidente que la situación está lejos de ser simple y sigue generando muchas preguntas sobre cómo se está administrando el dinero dentro del fútbol profesional. Con el trasfondo de la lentitud en las reformas y la regulación de financiamiento en este campo, muchos aficionados se preguntan si lo que se está viviendo es otro capítulo de un libro que aún no termina de ser escrito.

Por lo pronto, el fútbol chileno sigue a la expectativa de cómo se desarrollarán las próximas semanas y qué otras sorpresas podrían deparar estos nuevos actores que están tomando el control de importantes clubes.