Ciencia

¡Increíble! Dos momias revelan un linaje humano aislado en el antiguo Sáhara verde hace 7,000 años

2025-04-02

Autor: Antonia

Hace casi un siglo, el explorador húngaro László Almásy realizó una exploración fascinante del desierto del Sáhara y descubrió una cueva que contenía pinturas de figuras humanas que parecían nadar en un paisaje árido. Estas representaciones parecían desafiar la lógica, pero Almásy sugirió que el Sáhara, en aquellos tiempos, no siempre fue el desierto desolado que conocemos hoy.

Recientemente, el hallazgo de los cuerpos momificados de dos mujeres adultas que fallecieron hace aproximadamente 7,000 años en el sur de Libia ha arrojado luz sobre los enigmáticos pobladores del llamado Sáhara verde. Estas momias, preservadas de manera natural por las duras condiciones del desierto, han permitido a los científicos extraer ADN de sus raíces dentales y huesos. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature revela que estas mujeres pertenecían a una rama genética humana hasta ahora desconocida, la cual se mantuvo aislada durante milenios debido a un drástico cambio en su entorno.

Hace unos 14,000 años, el final de la glaciación transformó el continente africano. Las lluvias monzónicas convirtieron el desierto de Sáhara en una rica sabana, poblada de vegetación exuberante y fauna diversa, ofreciendo refugio a grupos humanos que subsistían a través de la caza y la recolección. Este paisaje fértil está representado en las famosas pinturas rupestres de las montañas Tadrart Acacus en Libia, que datan de hasta 12,000 años. En la misma región se encuentra Takarkori, un refugio donde se han descubierto 15 cuerpos, incluidos los de las dos mujeres analizadas, junto a cestas tejidas con hierbas típicas de áreas húmedas, un indicio de su adaptación al entorno.

Los resultados del análisis genético comparan el ADN de estas dos mujeres con el de casi 800 humanos modernos y 117 africanos de épocas pasadas. Sorprendentemente, no tienen relación genética con las poblaciones de África subsahariana, siendo más similares a humanos que habitaron la región de Taforalt, Marruecos, hace unos 15,000 años.

Un enigma que persiste es cómo estas antiguas poblaciones adoptaron la ganadería, aprendiendo a vivir de la leche, carne y sangre de sus animales. Una hipótesis señala que el Sáhara verde pudo haber funcionado como un pasaje de migración humana que, regresando de Asia y Europa, encontró tierras propicias para expandir su estilo de vida. No obstante, el ADN de las mujeres de Takarkori indica que permanecieron aisladas tanto del norte como del sur, con sus orígenes remontándose a hace 50,000 años, cuando se separaron de los humanos modernos que salieron de África.

Además, se ha descubierto que el pueblo de Takarkori contenía diez veces menos ADN neandertal que los humanos de fuera de África hoy en día, aunque más que aquellos de África subsahariana, sugiriendo que su linaje se originó de poblaciones del norte de África que ya poseían algo de genética neandertal y que se establecieron en el Sáhara verde durante el Periodo Húmedo Africano.

“Este estudio desafía algunas teorías sobre la historia de las poblaciones humanas en el norte de África y revela esta antigua y aislada estirpe”, destaca Nada Salem, coautora del estudio. “Además, sugiere que el pastoralismo se difundió en el Sáhara verde más por intercambio cultural que por migraciones.”

Hace unos 5,000 años, un nuevo cambio en el eje de rotación de la Tierra y el fin de las lluvias monzónicas transformaron nuevamente el Sáhara en un desierto, lo que obligó a las comunidades ganaderas a dispersarse hacia otras partes de África, posiblemente dando origen a la civilización egipcia. El linaje de Takarkori se extinguió, pero su ADN aún perdura en las poblaciones del norte de África hoy en día.

“Es un descubrimiento fascinante”, afirma el genetista Carles Lalueza-Fox. “Hasta ahora, los habitantes del Sáhara verde eran solo figuras en las pinturas de cuevas. Este análisis genético proporciona una visión más clara de cómo eran estos seres humanos que vivieron en un ecosistema que ya no existe, revelando un linaje desconocido que se aisló de otras ancestralidades africanas durante casi 50,000 años”, añade el científico. Este descubrimiento abre puertas a un mayor entendimiento sobre la diversidad y la historia de las poblaciones en el continente africano.