Dominique Pelicot ha hecho una escalofriante confesión en el juicio que enfrenta por su gravedad: se ha declarado violador. Este impactante testimonio se dio a conocer en la corte, donde se le acusa de haber drogado a su esposa, Gisèle Pelicot, durante casi una década, para ofrecerla a múltiples hombres que también abusaron de ella sexualmente.

Su declaración, marcada por lágrimas, comenzó con un desgarrador relato de los abusos sexuales que él mismo vivió a la edad de 9 años y la violación que fue testigo a los 14. Pelicot no tuvo reparos en admitir los crímenes que se le atribuyen “en su totalidad”. “Soy un violador, como todos los acusados en esta sala, que al venir conocían su estado”, subrayó, implicando que otros hombres en el juicio eran conscientes del estado de su esposa debido a los ansiolíticos que él le administraba.

En la sala, la angustia se apoderó de los presentes mientras Gisèle respondía a las afirmaciones de su exmarido. Expresó que durante los 50 años que compartió con él nunca sospechó que pudiera violarla, y confiesa que, “no dudé de él ni un solo segundo”, dejando en claro su confianza en el hombre al que amó a pesar de los altibajos de la relación.

Además, Gisèle compartió: “Amé a este hombre durante 50 años, y su traición es un golpe devastador”. Pero a la vez, Pelicot afirmó no haber visto a su esposa como un objeto, a pesar de que la evidencia en forma de videos contradice esta declaración.

El descubrimiento de los crímenes de Pelicot se dio tras su arresto en septiembre de 2020. Los investigadores hallaron un macabro archivo en su casa: un disco duro repleto de videos y fotografías de los abusos que cometía. Estos materiales facilitaron la identificación de más de 50 hombres, de los cuales 49 están siendo juzgados por violación agravada y podrían enfrentar hasta 20 años de prisión.

A medida que el juicio avanza, las tensiones en la sala son palpables. Pelicot, antes de su testimonio que había sido pospuesto por su estado de salud, aseguró que los videos eran una especie de registro de sus “participantes”, justificando sus acciones como un deleite personal, lo que deja entrever la monstruosidad de sus acciones y el sadismo que reflejan.

Este escándalo no solo ha sacudido a Francia, sino que lanza una luz espantosa sobre la violencia de género y la explotación sexual. Nunca es tarde para hacer la pregunta: ¿cuántas historias similares existen ocultas en la oscuridad?