En la mitología griega, los centauros eran criaturas míticas, mitad hombre y mitad caballo, conocidas por su naturaleza salvaje y guerrera. Pero en la astronomía moderna, el término centauro ha adquirido un nuevo significado, refiriéndose a un grupo de objetos celestes que orbitan más allá de Neptuno y que presentan características únicas. Quirón, uno de estos enigmáticos cuerpos, se ha convertido en el foco de un reciente estudio que promete cambiar nuestra comprensión del Sistema Solar.

Recientes investigaciones llevadas a cabo por un equipo de científicos, con el invaluable apoyo del Telescopio Espacial James Webb, han arrojado luz sobre las complejidades de los centauros. En particular, Quirón ha sido descrito como un objeto híbrido, que combina características tanto de asteroides como de cometas. Esto lo convierte en el primer centauro que se comporta de manera activa, en contraste con otros cuerpos transneptunianos que, debido a su distancia y frío extremo, carecen de actividad observable.

La astrónoma española Noemí Pinilla-Alonso, principal autora del estudio, señala que "los cuerpos pequeños en el Sistema Solar son como cápsulas del tiempo, que nos permiten entender su pasado". Quirón, descubierto en 1977, presenta en su superficie una combinación de hielos que incluye agua, monóxido de carbono y dióxido de carbono, mientras que su estela está compuesta principalmente de metano. Este hallazgo inédito es crucial, ya que proporciona una ventana a la composición química de los materiales primordiales del Sistema Solar.

Los científicos revelaron que Quirón tiene características sorprendentes: posee anillos de material en su proximidad y un potencial campo de escombros que orbita a su alrededor. Esto abre nuevas vías para el estudio de la evolución de los cometas y centauros, así como para los componentes que podrían haber influido en la formación de planetas.

Pinilla-Alonso también explicó que Quirón se origina en la región de los objetos transneptunianos y ha sido influenciado por encuentros gravitacionales con planetas gigantes, lo que ha alterado su trayectoria a lo largo del tiempo. De acuerdo con sus observaciones, "en aproximadamente un millón de años, Quirón probablemente será expulsado de la región de los planetas gigantes y podría finalizar su existencia como un cometa de la familia de Júpiter o retornar a su lugar de origen en la región transneptuniana". Esto resalta la naturaleza dinámica y en constante cambio de estos cuerpos.

La investigación no solo ha sorprendido a la comunidad científica, sino que también ha despertado el interés de los astrónomos aficionados y entusiastas del espacio. El hallazgo de hielo de agua y compuestos como el acetileno, el propano y el etano en Quirón sugiere que estos elementos pudieron formarse en condiciones únicas de la nebulosa primigenia que dio origen a nuestro sistema planetario, hace más de 4.500 millones de años. Las implicaciones de estos estudios son vastas e invitan a cuestionar lo que sabemos sobre la formación y evolución de los cuerpos helados en nuestro Sistema Solar.

Además, un segundo estudio, también liderado por Pinilla-Alonso y publicado en Nature Astronomy, ha clasificado otros objetos transneptunianos, revelando una nueva clase de superficies que se asemejan a las de los cometas y asteroides activos, lo que sugiere un origen diverso de estos cuerpos. Licandro, coautor del estudio, enfatiza que “la diversidad encontrada entre los centauros resalta el hecho de que no son una población homogénea, sino un grupo dinámico y en transición que requiere más investigación para entender su historia.”

Estos descubrimientos destacan la importancia de continuar estudiando objetos como Quirón, que no solo son fascinantes por su naturaleza híbrida, sino que también pueden ofrecer información valiosa sobre la formación y evolución de todo el sistema planetario.