Un fascinante estudio ha revelado por qué animales como perros, gatos, y hasta leones, sacuden su cuerpo después de un chapuzón. Aunque todos creemos que se trata simplemente de secarse, la verdad es mucho más intrigante.

Investigadores de la revista Science han demostrado que estos movimientos no son meramente aleatorios, sino más bien un reflejo instintivo profundamente arraigado en la biología de los mamíferos. Al sacudirse, los animales no solo están tratando de eliminar el agua de su pelaje; también están actuando para expulsar potenciales irritantes o elementos peligrosos que podrían haber quedado atrapados en su piel.

"El movimiento es crucial para eliminar agua, insectos y otros agentes irritantes, especialmente en áreas difíciles de alcanzar. Sin embargo, el mecanismo neurológico detrás de estas sacudidas es mucho más complejo de lo que se entendía anteriormente", revela un artículo en Nature, apoyando los hallazgos.

Para los humanos, las sensaciones táctiles como un abrazo suelen ser positivas, pero en los mamíferos, estas sacudidas actúan como una alarma o función protectora.

El equipo de investigadores llevó a cabo pruebas sensoriales en ratones, donde descubrieron un tipo de receptores altamente sensibles llamados mecanorreceptores de umbral bajo de la fibra C (C-LTMR). Cuando estos ratones recibieron gotas de aceite en su espalda, respondieron sacudiéndose de manera muy similar a un perro después de un baño.

Además, se utilizó la optogenética, una técnica innovadora que permite controlar neuronas específicas con luz. Al desactivar los C-LTMR, los ratones dejaron de sacudirse, lo que sugiere un vínculo directo entre estas neuronas y el comportamiento de sacudirse.

Los investigadores también encontraron que las sacudidas están relacionadas con comportamientos de rascado o cosquilleo. "Nuestras observaciones indican que las sacudidas de 'perro mojado' a menudo aparecen junto con el rascado en los ratones", comentó el autor principal de la investigación, Dawei Zhang.

En conclusión, el estudio no solo ilumina el intrincado mundo del comportamiento animal, sino que también abre una puerta para investigar más sobre la conexión entre la sensación y el movimiento. Sin duda, la próxima vez que veas a tu mascota sacudirse, recordarás que hay mucho más detrás de este simple gesto. ¡La naturaleza nunca deja de sorprendernos!