El alzhéimer, un trastorno cerebral degenerativo devastador, afecta a la memoria, las habilidades cognitivas, el comportamiento y la personalidad, de acuerdo con la Alzheimer Association. En España, esta enfermedad es un grave problema de salud pública, afectando a aproximadamente 800.000 personas, con cerca de 40.000 nuevos diagnósticos cada año.

Aunque solo una pequeña parte (alrededor del 1%) de los diagnosticados tiene antecedentes genéticos claros que indican predisposición, la detección temprana es crucial. Identificar los síntomas iniciales y adoptar hábitos saludables puede ayudar a mitigar el riesgo de desarrollar la enfermedad.

Recientes estudios de la Universidad de Chicago han señalado un nuevo y sorprendente método de detección del alzhéimer: la ducha. Los investigadores han observado que la pérdida del sentido del olfato, a menudo pasada por alto, es un indicador relevante del alzhéimer. Por ejemplo, el hecho de no reconocer el aroma del gel de ducha puede ser una señal de deterioro cognitivo incipiente.

El bulbo olfatorio, responsable del sentido del olfato, se conecta directamente con el sistema límbico, el área del cerebro que gestiona las emociones y la memoria. Esto sugiere que cualquier alteración en la percepción olfativa podría estar relacionada con problemas de memoria. Identificar a personas de mediana edad que presenten dificultad para oler podría permitir su inclusión en ensayos clínicos, lo que podría acelerar el desarrollo de tratamientos más efectivos.

Rachel Pacyna, autora principal del estudio, enfatiza la importancia de detectar a individuos de entre 40 y 60 años que tengan un riesgo elevado, ya que esta información podría ser valiosa para los ensayos clínicos y la creación de nuevos medicamentos.

Un estudio en la revista Neurology respalda esta investigación, señalando que las personas con la variante genética APOE e4, que están en mayor riesgo de desarrollar alzhéimer, son más propensas a perder su sentido del olfato que aquellas sin esta variante. Analizando la capacidad olfativa, podría preverse problemas cognitivos en el futuro.

En el estudio, donde se evaluaron a más de 865 personas, se descubrió que quienes portaban la variante genética tenían un 37% menos de probabilidad de detectar olores en comparación con los que no la portaban. La disminución en la capacidad olfativa comenzó a notarse entre los 65 y 69 años, con portadores identificando menos olores que los otros participantes.

Los síntomas iniciales del alzhéimer pueden incluir dificultades para realizar tareas cotidianas, problemas de concentración y confusión en el tiempo y el lugar. La pérdida de palabras, la dificultad para tomar decisiones y el deterioro del estado emocional son también señales de alarma.

Con un aumento constante en la prevalencia del alzhéimer, es crucial que se tomen medidas preventivas y se informe sobre estos síntomas. Cuanto antes se detecte la enfermedad, mejor será la calidad de vida de quienes la padecen. Un llamado a la acción para las familias: ¡presten atención a estos signos y busquen ayuda médica a la primera sospecha!