Los medicamentos conocidos como "agonistas del receptor de glucagón tipo 1" (GLP-1) originalmente se desarrollaron para tratar la diabetes tipo 2, pero su popularidad ha aumentado debido a su eficacia en la pérdida de peso. Marcas como Ozempic y Wegovy están revolucionando el tratamiento de la obesidad y ya son utilizados por millones de personas alrededor del mundo.

Un reciente estudio realizado por un grupo de científicos en Estados Unidos ha analizado en profundidad los efectos de estos fármacos, publicando un atlas de sus efectos secundarios en la revista Nature Medicine. Este esfuerzo revela tanto beneficios impactantes como riesgos preocupantes asociados con su uso.

Los GLP-1 ayudan no solo a perder peso, sino que también muestran efectos positivos en diversas áreas de la salud. El estudio destaca que estos medicamentos pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ataques cerebrovasculares y enfermedades renales, además de disminuir la probabilidad de desarrollar trastornos como la enfermedad de Alzheimer y problemas relacionados con adicciones.

Sin embargo, no todo es positivo. La investigación también encontró que los pacientes que utilizan GLP-1 pueden enfrentar un aumento del 11% en el riesgo de artritis y un alarmante 146% en el riesgo de pancreatitis, una inflamación del páncreas que puede ser mortal. Esto demuestra la necesidad urgente de evaluar cuidadosamente los beneficios y riesgos al considerar la prescripción de estos fármacos.

El doctor Ziyad Al-Aly, líder del estudio, enfatizó que "los datos muestran que los GLP-1 tienen un impacto en múltiples sistemas del cuerpo, más allá del simple control del peso". De hecho, estos medicamentos podrían influir en áreas del cerebro relacionadas con el control de impulsos, lo que podría ayudar a reducir el consumo de sustancias como el tabaco y alcohol. Sin embargo, esta versatilidad también plantea un gran desafío en cuanto a la evaluación de sus riesgos.

El endocrinólogo argentino Leó Litwak subrayó que el uso de GLP-1 puede mejorar significativamente el control metabólico y protector de la salud cardiovascular y renal en pacientes con diabetes. Sin embargo, el especialista advirtió sobre la importancia de evaluar el historial médico de cada paciente para identificar posibles contraindicaciones, especialmente en aquellos con antecedentes de pancreatitis o ciertos tipos de cáncer.

Además, en Argentina, mientras que el medicamento semaglutide está aprobado para el tratamiento de la obesidad, la marca Ozempic solo es usada para la diabetes, lo que presenta un escenario arriesgado para quienes buscan automedicarse por motivos estéticos.

Los médicos enfatizan que estos medicamentos deben ser prescritos y supervisados por profesionales de la salud, dado que pueden presentar efectos adversos. En este contexto, la educación y la gestión cuidadosa del tratamiento son fundamentales para garantizar la seguridad del paciente.

En conclusión, mientras que los fármacos GLP-1 pueden ofrecer beneficios significativos en la salud y manejo de la obesidad, los riesgos asociados requieren una consideración meticulosa. La comunidad médica continúa investigando la mejor manera de implementar estos tratamientos y garantizar que los pacientes sean informados y protegidos adecuadamente.