Este miércoles, la Corte de Apelaciones de Santiago emitió un fallo inesperado que ordena al juez del Séptimo Juzgado de Garantía, Daniel Urrutia, abstenerse de intervenir en el caso de la suspendida jueza del máximo tribunal, Ángela Vivanco.

La decisión se tomó luego de que el abogado Juan Carlos Manríquez, líder de la defensa de Vivanco, presentara una solicitud de recusación en la que argumenta que Urrutia no puede seguir en el proceso debido a su falta de imparcialidad.

Esto se basa en la causal N°16 del artículo 196 del Código Orgánico de Tribunales, que establece que si el juez tiene enemistad, odio o resentimiento hacia alguna de las partes, es probable que no actúe con la debida imparcialidad. Manríquez alegó que Urrutia ha hecho comentarios en redes sociales que predisponen su opinión sobre el caso, lo que podría interferir en la justicia del procedimiento.

La resolución de la Corte, según un documento al que tuvo acceso Radio Bío Bío, detalla que en la presentación se han invocado causas legales válidas y se han expuesto hechos que podrían validarlas. Este respaldo busca garantizar que la justicia se mantenga libre de prejuicios y conflictos de interés.

El caso de Ángela Vivanco ha captado la atención mediática, ya que su suspensión del cargo ha generado un debate amplio sobre la independencia del poder judicial en Chile. La situación ha llevado a llamar la atención sobre el papel que deben desempeñar los jueces en procesos controversiales, asegurando que actúen siempre con imparcialidad y dedicación a la verdad.

A medida que avanza este caso, muchos se preguntan: ¿qué otros escándalos podría arrojar? Tanto la comunidad judicial como la opinión pública lo están siguiendo de cerca, pues las implicaciones pueden ser relevantes no solo para Vivanco, sino para el sistema judicial en su conjunto.