Este martes 9 de octubre, los colegios electorales en Groenlandia abrieron sus puertas a las 9:00 hora local (08:00 hora de Chile) para unos comicios cruciales que están marcados por el interés del expresidente estadounidense Donald Trump en este territorio autónomo danés. Groenlandia, que alberga un fuerte deseo de independencia, se encuentra en el punto de mira internacional tras las recientes declaraciones de Trump sobre el interés de Estados Unidos en la isla.

Cerca de 41.000 groenlandeses están llamados a las urnas hasta las 20:00 (19:00 hora de Chile) para elegir a los 31 escaños del Parlamento de su isla, que busca consolidar su independencia a largo plazo. Sin embargo, los desafíos son enormes: Groenlandia es vasta, con 2,2 millones de kilómetros cuadrados y un 80% de su superficie cubierta de hielo, lo que complica la logística de estos comicios y podría ampliar el tiempo necesario para el conteo.

En las elecciones de 2021, el proceso de conteo se prolongó hasta la madrugada del día siguiente, lo que hace temer que este año se repita la historia. Según una encuesta realizada a principios de febrero, las proyecciones apuntan a una posible victoria para el partido socialista Inuit Ataqatigiit (IA), encabezado por Múte B. Egede, con un 31% de los votos, por delante del partido socialdemócrata Siumut (21.9%).

El clima electoral ha girado en torno a temas que realmente importan a los ciudadanos, como la salud, la educación y la vivienda, pero la cuestión de la independencia está presente en el trasfondo. Todas las fuerzas políticas, salvo algunas diferencias, apoyan la idea de independizarse, aunque divergen en los tiempos y en cómo materializar ese deseo.

Mientras que el IA y el Siumut abogan por establecer primero una base sólida para la independencia, otros, como el Naleraq y el partido Qulleq, exigen un proceso más rápido para romper los lazos con Copenhague, aunque sin establecer plazos definidos para un referendo.

Las reiteradas insinuaciones de Trump, que prometió considerables inversiones en Groenlandia si se uniera a Estados Unidos, han sido mayoritariamente rechazadas por los partidos groenlandeses, considerándolas una falta de respeto, como apuntó el propio Egede. En el último debate, los líderes políticos expresaron su desconfianza hacia las promesas de Trump, a excepción del líder del Qulleq, quien mostró apertura hacia un tratado de libre asociación con Estados Unidos.

El consulado estadounidense en Nuuk, a pocos días de las elecciones, envió cartas a los partidos para discutir sus prioridades con respecto a la relación con EE.UU, una acción calificada por algunos como un intento de manipular el proceso electoral. El dramático trasfondo de estos comicios subraya la complejidad detrás del deseo de Groenlandia de forjar su propio camino, en medio de presiones externas y una historia de dependencia. ¡El destino de Groenlandia está en manos de su pueblo!