Ciencia

Han pasado cinco años desde la pandemia de la COVID-19, ¿por qué seguimos sin hablar de ella?

2025-03-13

Autor: Mateo

Hace aproximadamente cinco años, se declaró el estado de emergencia que nos obligaría a permanecer en casa durante más de cien días. En aquellos momentos inciertos, un autor contactó a su editora para proponerle una novela de amor ambientada en este contexto caótico. Sin embargo, la respuesta fue clara: escribir sobre la pandemia era un riesgo demasiado grande, y se sugirió esperar unos años para obtener una perspectiva más adecuada de la situación. Curiosamente, a pesar de que ya han pasado casi dos años desde el final oficial de esta crisis sanitaria, rara vez encontramos historias que aborden esta experiencia colectiva llena de matices distópicos. Es un tema del que no se suele hablar, aunque su impacto emocional ha marcado a generaciones enteras.

En un artículo del Los Angeles Times durante los días más intensos de la pandemia, el periodista Tom Bissell desaconsejaba a los escritores tocar este difícil tema, ya que el estrés postraumático podría afectar tanto a quienes escriben como a quienes leen. Naciones Unidas estima que la pandemia causó alrededor de 15 millones de muertes en todo el mundo entre 2020 y 2021, lo cual subraya la inmensa trascendencia social de la COVID-19. Sin embargo, aquí radica la paradoja: un acontecimiento de tal magnitud parece haber sido relegado a un rincón oscuro de nuestra memoria y conciencia colectiva.

El estrés postraumático, a menudo asociado a flashbacks aterradores y reacciones físicas como palpitaciones, no siempre se manifiesta de esta manera. Muchas personas eligen evadir las conversaciones y recuerdos relacionados con traumas difíciles de procesar. Este mecanismo de defensa puede llegar a hacernos olvidar intencionadamente lo que nos ha causado dolor. El problema es que, a pesar de que la mente intenta enterrar estos recuerdos, el cuerpo sigue sufriendo las secuelas del estrés posterior al trauma.

El hipnólogo clínico Jaume Bordas se refiere a este fenómeno como “recuerdo enquistado”. En su libro *Mágicamente*, él explica el caso de una joven agorafóbica que no podía salir de su casa debido a un trauma no resuelto. Tras un encuentro fortuito con un hombre vestido de una manera que le recordó un evento traumático de su infancia, su mente evadió la memoria, pero su cuerpo seguía sufriendo los estragos. A través de sesiones de regresión, pudo conectar con su experiencia pasada y comenzar su camino hacia la sanación.

Aunque el caso de esta paciente puede parecer aislado, refleja la necesidad de hablar sobre traumas colectivos como los vividos durante la pandemia de COVID-19. El silencio puede parecer una solución temporal, pero a largo plazo solo genera miedos y angustias que se manifiestan de formas inesperadas. Al hablar y confrontar nuestras experiencias, tanto individuales como colectivas, podemos empezar un proceso de curación que nos permita salir adelante y, quizás, volver a encontrar la normalidad perdida. ¿Estamos listos para abrir la conversación sobre este importante capítulo de nuestra historia reciente?