En el contexto actual, la voz de la académica Gema Revuelta resuena con fuerza. Hace poco, el diputado del nuevo Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, afirmó que las energías renovables no tradicionales son "carísimas" y que su impacto en el clima es negativo. Sus declaraciones fueron rápidamente desmentidas por expertos, entre ellos el exministro del Medio Ambiente de Chile, Marcelo Mena, quien subrayó que su discurso es especialmente desafortunado, considerando que se han batido récords de temperaturas extremas en todo el mundo este año.

No es un fenómeno aislado de Chile; a nivel global, el negacionismo científico ha ido en aumento, impulsado por grupos de lobby que ven la ciencia del cambio climático como un obstáculo a sus intereses económicos. Gema Revuelta, directora del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), llegó recientemente a Chile para hablar sobre la relevancia crucial de la divulgación científica. Ella critica cómo, desde los años 90, los poderosos han tratado de minimizar el discurso sobre la crisis climática, llamando a reducir el consumo, algo que es incómodo para ciertos sectores.

Revuelta argumenta que, a pesar de los desafíos de comunicación, el interés por la ciencia sigue vigente. En el pasado, los mensajes de los negacionistas tenían menos alcance. Hoy en día, la desinformación puede propagarse más rápidamente a través de las redes sociales. Ello se convierte en un problema cuando estos discursos logran persuadir a quienes toman decisiones políticas y empresariales.

Los recientes desastres naturales, como las graves inundaciones en España, son un claro ejemplo de las consecuencias de ignorar la ciencia. Revuelta destaca que muchos de estos eventos eran predecibles y que la falta de acción basada en evidencia puede tener efectos devastadores.

Además, la crisis del periodismo se agudiza con el tiempo. Los medios de comunicación enfrentan problemas de financiamiento y, a menudo, son las secciones dedicadas a la ciencia las más afectadas. Revuelta señala que los consumidores también son responsables de esta crisis, ya que muchos demandan información de calidad pero no están dispuestos a pagar por ello. Ella defiende la necesidad de que los medios inviertan en contenido de calidad y de contar con comunicadores científicos capacitados para transmitir información relevante.

En cuanto al futuro de la divulgación científica, Revuelta menciona el impacto que han tenido las redes sociales. Según un informe reciente, casi la mitad de los chilenos comparte noticias a través de estas plataformas. Sin embargo, también destaca la importancia de discernir entre los buenos y malos influenciadores en el ámbito científico, ya que la calidad de la información puede variar considerablemente.

El apoyo gubernamental es crucial para fortalecer el periodismo científico. Revuelta destaca la necesidad de que las instituciones cuenten con comunicadores científicos para asegurar que la información divulgada sea precisa y accesible. Finalmente, concluye que es fundamental ofrecer estructuras como residencias y premios que apoyen a los periodistas científicos en su trabajo, para enfrentar los retos del presente y del futuro en la ciencia y la comunicación.