Ciencia

Francisco Cereceda, experto en Antártica: “El lugar más prístino de la Tierra está contaminado”

2025-03-24

Autor: Martina

La contaminación en la Antártida

El continente Antártico, reconocido por su pureza y su papel crucial en la estabilidad climática del planeta, se enfrenta a un alarmante deterioro. Este daño no solo acelera el derretimiento de los glaciares, sino que también contribuye a intensificar el calentamiento global. A pesar de que en 1959 se firmó un acuerdo internacional prohibiendo el uso militar de la región y destinado a preservar la paz y la ciencia, la pregunta persiste: ¿hasta dónde ha llegado la contaminación causada por la actividad humana?

Expedición ECA 61

A partir del 1 de enero de 2025, un equipo interdisciplinario del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa María emprendió la expedición ECA 61, que duró cinco semanas, con el objetivo de evaluar los impactos de la contaminación en el Continente Blanco.

Este equipo, compuesto por los investigadores Francisco Cereceda y Gonzalo Barcaza, de la misma universidad, junto a Magín Lapuerta, de la Universidad de Castilla-La Mancha, se dedicó a recolectar muestras de hielo, nieve y aire. También realizaron extensos estudios sobre aerosoles atmosféricos y el black carbon, una partícula que tiene un papel fundamental en el calentamiento global.

Hallazgos de contaminación

Francisco Cereceda enfatiza: “Descubrir contaminación de origen antrópico, especialmente vinculada a la actividad de las bases, es un hallazgo que desearíamos no haber encontrado. Esto indica que, a pesar de los protocolos internacionales, el lugar más prístino de la Tierra sigue siendo afectado por nuestras acciones en otras partes del mundo.”

El investigador afirma que la humanidad no ha sido capaz de aislar adecuadamente la Antártida de las consecuencias de nuestra actividad, y resalta la importancia de conocer la extensión de la contaminación en ese continente, ya que lo que ocurre allí repercute en el resto del planeta.

Importancia de la Antártida para el clima global

“Las teleconexiones entre la Antártida y los fenómenos que ocurren a nivel global son evidentes. El sistema de enfriamiento de nuestro planeta actualmente depende en gran medida de la Antártida, y debemos cuidar este sistema más que nunca ante el aumento de las temperaturas,” explica Cereceda.

Relación entre contaminación y derretimiento de glaciares

La relación entre contaminación y el derretimiento de los glaciares es crítica. “A medida que las temperaturas aumentan y los contaminantes se incrementan, la Antártida se sigue derritiendo,” afirma. Las consecuencias de este derretimiento son devastadoras, alterando ecosistemas únicos que sustentan especies endémicas, las cuales han evolucionado para sobrevivir en ese ambiente extremo.

El papel de las diatomeas

Cereceda menciona que, aunque comúnmente se atribuye a la Amazonía el título de 'pulmón del mundo', en realidad, las diatomeas, microorganismos presentes en la Antártida, tienen un rol crucial en la generación de oxígeno. Su existencia depende del flujo de nutrientes que los glaciares transmiten al océano.

El derretimiento de los glaciares, por lo tanto, no solo causa la pérdida de estos nutrientes vitales, sino que altera la composición del océano, amenazando la producción global de oxígeno. A medida que el hielo se reduce, la disponibilidad de elementos esenciales como fósforo y nitrógeno disminuye, afectando tanto a las diatomeas como al equilibrio ecológico del planeta.

Implicaciones para el futuro

Las implicaciones son serias: el derretimiento anticipa un aumento del nivel del mar que podría inundar zonas costeras. Cereceda advierte: “Poblaciones cercanas a la costa, desde Chile hasta toda Latinoamérica, Norteamérica y Asia, enfrentarán inundaciones masivas, con éxodos de millones de personas.”

Además, el incremento de agua dulce en los océanos alterará su salinidad, lo cual tendrá repercusiones significativas no solo en la cadena trófica, sino también en la dinámica de las corrientes marinas. Por eso, el estudio del derretimiento de los glaciares se convierte en una tarea urgente y crucial para la salud del planeta y el futuro de la humanidad.