Este viernes 27, se reveló que el gendarme argentino Nahuel Gallo ha sido procesado por la justicia venezolana, acusado de estar vinculado a un grupo que intentó llevar a cabo "acciones desestabilizadoras y terroristas" en el país.

La alarma fue levantada por el Ministerio Público venezolano, que emitió un comunicado en el que afirmaron que este grupo contaba con el apoyo de "grupos de la ultraderecha internacional", lo que eleva aún más la gravedad de la acusación.

En el comunicado, se informó que Gallo fue detenido al ingresar a Venezuela de manera "irregular" y además ocultó su verdadero propósito bajo la excusa de una visita sentimental. Este tipo de declaraciones han reavivado las tensiones entre Venezuela y otros países de la región.

Las autoridades venezolanas aseguraron que las acciones de Argentina, en este caso, demuestran complicidad en acciones subversivas que atacan al Estado y sus instituciones. Este alegato se suma a la narrativa del régimen de Maduro, que ha enfrentado numerosas acusaciones de violaciones de derechos humanos y corrupción.

En respuesta a estas graves acusaciones, el gobierno argentino defendió a Gallo, afirmando que su viaje era exclusivamente para visitar a su familia y a su pareja, con quien tiene un hijo. El gobierno solicitó urgentemente ser informado sobre el paradero de Gallo, los motivos de su detención y la autoridad judicial bajo la cual se encuentra.

Este incidente puede tensar aún más las relaciones diplomáticas entre Argentina y Venezuela, en un contexto donde ambos países enfrentan desafíos internos significativos. ¿Qué repercusiones tendrá este caso en las relaciones internacionales de América Latina? Solo el tiempo lo dirá.