La organización de Veteranos de Rusia ha lanzado una alarmante petición a las autoridades del país para que se prohíban las telenovelas turcas, alegando que estas series destruyen la percepción del hombre ruso y alimentan una crisis demográfica en la nación. Según Ildar Reziapov, director de esta organización, las mujeres rusas están perdiendo interés en sus compatriotas y prefieren viajar a Turquía en busca de los hombres ideales que se retratan en estas producciones.

Reziapov afirmó: "Estas telenovelas crean una imagen idealizada del hombre, que influye negativamente en la percepción sobre el hombre ruso, y ya hemos visto casos trágicos de mujeres que prefieren irse a Turquía en lugar de quedarse con hombres de su propio país". La solicitud fue enviada al Ministerio de Cultura, a Roskomnadzor, responsable de la supervisión de medios, y también al Parlamento, donde ha encontrado eco, aunque no exactamente por las mismas razones.

En un giro inesperado, el diputado Vitali Milónov agregó a la discusión que las telenovelas turcas distorsionan la historia, señalando que en las producciones sobre el Imperio Otomano se omite la violencia y las realidades oscuras de esa época, en favor de relaciones románticas superficiales.

Sardana Avkséntieva, diputada del partido 'Gente Nueva', también intervino, sugiriendo que sería beneficioso filmar series donde los hombres rusos sean retratados como más atractivos que sus contrapartes turcas.

A pesar de la controversia, las telenovelas turcas continúan siendo un fenómeno en el ámbito audiovisual de Rusia. Producciones como '¿Será que es amor?' han conseguido gran popularidad, fortaleciendo una conexión cultural entre ambos países que genera tanto admiración como celos. En un contexto donde los gustos del público cambian rápidamente, es evidente que el entretenimiento provoca debate sobre temas sensibles como la identidad y las relaciones interpersonales.

Sin embargo, más allá de la propuesta de censura, queda la incertidumbre sobre el papel que las plataformas de streaming jugarán en la difusión de estas series, y si Rusia establecerá medidas efectivas para frenar su impacto en la percepción social. La lucha entre la tradición y la modernidad está lejos de concluir.