La justicia ha dictado una severa condena de seis años de cárcel a Johnny Alberto Jarsun Justiniano, un ginecólogo de 67 años, tras ser encontrado culpable de abusar sexualmente de cuatro pacientes en Santiago, Chile.

Estos terribles delitos, que han dejado a la comunidad médica y a sus pacientes en shock, ocurrieron entre 2018 y 2022 en consultas realizadas en Estación Central y Providencia. La decisión unánime del Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago pone fin a un proceso judicial que ha destapado un caso alarmante de abuso de confianza en el ámbito de la salud.

El primer delito se registró el 6 de junio de 2018, cuando una mujer asistió a consulta por dolor al orinar. Durante este encuentro, el médico llevó a cabo actos de connotación sexual absolutamente inaceptables, realizando tocamientos indebidos que se alejaron totalmente de lo que corresponde a la práctica ginecológica.

Otro caso se presentó el 9 de septiembre de 2020, en el que nuevamente se repitieron situaciones similares. Ambas agresiones se llevaron a cabo en Estación Central, lo que ha generado una gran consternación en la comunidad de esa zona.

Los otros dos delitos se produjeron en su consulta de Providencia, el 30 de diciembre de 2020 y el 2 de marzo de 2022. En todos los casos, las víctimas relataron haber sufrido tocamientos en genitales, glúteos y senos, llegando incluso a un acto en el que Jarsun Justiniano obligó a una paciente a tocar su órgano sexual, además de frotarlo contra su cuerpo.

Según la resolución judicial, estos hechos constituyen el delito de abuso sexual conforme al artículo 366 inciso 1 del Código Penal chileno. Este tipo de delito castiga las acciones de significación sexual, particularmente cuando son dirigidas a personas mayores de 14 años.

La sentencia ha despertado un debate intenso sobre la necesidad de proteger a las pacientes y garantizar que los profesionales de la salud actúen con ética y respeto. Las autoridades han instado a todas las personas que hayan sido víctimas de abusos similares a denunciarlo, con el fin de que otros profesionales no repitan estos atroces actos.

Los colegios de médicos y ginecólogos se han manifestado al respecto, enfatizando que este tipo de comportamientos no representan la misión de la profesión, que es cuidar y proteger la salud de las personas. La comunidad médica se enfrenta a un momento de reflexión crítica, y estos casos son un recordatorio escalofriante de la importancia de la supervisión y protocolos en el ejercicio de la medicina.