La situación de Cobreloa es alarmante. A medida que se acerca el final de la temporada, el equipo ya se enfrenta a la dura realidad del descenso, junto a Deportes Copiapó. Aunque todavía tienen posibilidades matemáticas de permanecer en la Primera División, enfrentar a O’Higgins con una necesidad de golear por nueve goles parecer ser una misión casi imposible, e incluso se podría calificar como un milagro deportivo.

Los fanáticos, conocidos por su fervor, han comenzado a resignarse tras el último partido que terminó en un empate 2-2 contra Universidad Católica el pasado sábado 2 de noviembre en Calama. Este resultado fue un nuevo golpe para la hinchada, que ha expresado su enojo y frustración a través de duras críticas hacia los jugadores.

Entre los jugadores más señalados está Javier Parraguez, exgoleador de Colo Colo. Los aficionados no escatimaron en insultos, recordando su paso por el club y un desempeño que no ha sido satisfactorio, con solo cinco goles en diez partidos. "¡El goleador del pasado no puede ser un estorbo en el presente!", gritaron algunos hinchas en las redes sociales.

Parraguez, visiblemente afectado, ofreció declaraciones después del partido. Dijo: “Es difícil poder tener una respuesta a todo lo que realizamos en la cancha. Este grupo de hombres lo dejó todo y nos entregamos por completo. Hubiésemos esperado que este cambio de actitud hubiese llegado antes.”

A lo largo de la temporada, varios partidos se complicaron para el equipo, y el delantero asumió su responsabilidad: “Yo llegué tarde a este equipo, pero me siento responsable y partícipe, al igual que todos mis compañeros. Para mí han sido seis meses muy duros, y me imagino cómo debe ser para los que están desde el comienzo.”

Con el corazón lleno de determinación, concluyó su discurso: “Vamos a ir a pelear el último partido con la cabeza bien en alto, con la frente en alto, para tratar de terminar con dignidad y actitud.” Sin embargo, la pregunta que todos se hacen es: ¿podrá Cobreloa evitar el descenso en un milagroso cierre de temporada? Mientras tanto, la presión sobre jugadores y directivos crece y el futuro del club queda en el aire.