La situación se vuelve crítica en Los Ángeles, donde miles de residentes están siendo evacuados debido a un feroz incendio conocido como el incendio Hughes, que se propaga rápidamente al norte del condado de Los Ángeles, intensificado por vientos destructivos.

Este incendio se desató en la mañana del miércoles en el área de Castaic, y en cuestión de horas consumió más de 2.000 hectáreas, arrasando todo a su paso gracias a ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora. Las últimas estimaciones del Departamento de Bomberos de California (Cal Fire) indican que el área afectada ha superado las 4.000 hectáreas, con un avance de contención de apenas el 14%. Esto subraya la magnitud de la crisis, ya que la lucha contra el fuego es titánica.

Más de 19.000 personas están bajo órdenes de evacuación en las cercanías del lago Castaic, mientras las autoridades trabajan contrarreloj para intentar frenar el avance de las llamas. Este incendio se suma a una serie de devastadores fuegos que han sacudido California en las últimas semanas, que han resultado en más de 200 incendios, la trágica muerte de al menos 28 personas y la evacuación de más de 150.000 ciudadanos, dejando a comunidades enteras en la incertidumbre.

Los bomberos enfrentan otra nueva amenaza, con un foco de fuego activado en la madrugada de este jueves que ha forzado el cierre de partes de la autopista 405, una ruta crucial que conecta áreas densamente pobladas como Bel-Air. Con más de 4.000 bomberos en el terreno, la situación sigue siendo crítica, con incendios como el de Palisades y Eaton, que continúan arrasando miles de hectáreas.

Además, el Servicio Nacional de Meteorología ha emitido una alerta roja que se extenderá hasta la mañana del viernes, advirtiendo sobre condiciones secas y vientos fuertes que pueden causar "niveles críticos" de riesgo de incendios en la región sur de California.

Los poderosos vientos de Santa Ana, que iguales o superan los 150 kilómetros por hora, son responsables en gran medida de la rápida propagación de estos incendios. Estos vientos son corrientes de aire caliente que se desplazan desde el interior hacia la costa, creando un entorno ideal para que el fuego se propague de forma incontrolable. Las brasas voladoras, que transportan pequeñas llamas y cenizas, pueden iniciar nuevos focos de incendios en largas distancias.

Es un momento alarmante para Los Ángeles y sus alrededores, mientras la comunidad lucha por hacer frente a estos devastadores incendios que parecen no dar tregua.