Ciencia

Elderly Caregivers: ‘I Need Help with Everything, But I’m Losing My Strength’

2025-05-11

Autor: Sofía

La Realidad de los Cuidados en una España que Envejece

España, reconocida por su alta esperanza de vida, enfrenta otro desafío: el de los cuidados. Con un sistema de asistencia a la dependencia que no cubre ni la mitad de las necesidades de una población cada vez más envejecida, es común encontrar a personas mayores de 60 años que cuidan a otros ancianos con enfermedades y discapacidades.

Según el estudio ‘El futuro de los cuidados’, presentado en Madrid, un 73% de los españoles ha cuidado o está cuidando de personas dependientes, y un 30% de esos cuidadores son mayores de 60 años. La mayoría son hijos que asumen la responsabilidad de cuidar a sus padres o abuelos, o sientes que cuidan de sus parejas.

Cargando con el Peso del Cuidado en la Tercera Edad

Las dificultades son evidentes. Encargarse del cuidado de una persona enferma implica no solo una carga emocional y física significativa, sino que también resta tiempo a actividades personales. Esto se complica aún más cuando el encargado del cuidado también tiene avanzada edad.

Mary Pepa Gamo, de 83 años, es un claro ejemplo. Cuida de su esposo, Pepe Olmedilla, de 87 años, quien padece demencia. Mary Pepa ha visto como su marido ha ido perdiendo cualidades. Antes activo, ahora requiere asistencia para las actividades más básicas debido a su deterioro físico y cognitivo.

El Agotamiento de Cuidar a un Ser Querido

Mary Pepa comparte cómo se siente. "Me siento cada vez más decaída, con menos energía para cuidar de él y de mí misma. Cuando tenía 70 años, parecía tener el mundo a mis pies, pero ahora me siento como si tuviera 100". Su vida se ha transformado, limitando sus salidas y actividades sociales.

La tristeza por ver a su esposo convertirse en un ‘vegetal’ la afecta profundamente. A pesar de las limitaciones, Mary Pepa ha encontrado un espacio de desahogo en los talleres de Cruz Roja, que ofrecen apoyo a cuidadores.

El Desgaste Emocional de Cuidar a una Nonagenaria

Pilar del Río, de 66 años, es otra mujer que enfrenta un reto similar. Lleva nueve años cuidando de su madre, Matilde García, de 94 años, que sufre demencia severa. A pesar de vivir justo frente a un centro de día, su rutina empieza temprano y es un constante desgaste físico y emocional.

"Cada vez me siento más cansada, con dolores de espalda y agotamiento", confiesa Pilar, que ha tomado la difícil decisión de tramitar ayuda a domicilio para que le asistan en el cuidado de su madre. Aunque puede disfrutar de momentos de tregua cuando Matilde está en el centro de día, sus tardes se llenan de responsabilidades.

Aceptar la Realidad del Deterioro Familiar

Para Pilar, la mayor dificultad es aceptar el deterioro mental de su madre. Llena de lágrimas, expresa su dolor al ver que la mujer activa y dinámica que solía ser ya no reconoce ni su nombre. Aunque Pilar intenta mantener la paciencia, a veces se siente abrumada y culpable por momentos de frustración.

Estas historias de Mary Pepa y Pilar ilustran una realidad que muchos viven en silencio. A medida que la población envejece y las necesidades de cuidado aumentan, es crucial reconocer su sacrificio y buscar mejorar las condiciones de asistencia en un sistema que aún está lejos de ser perfecto.