La reciente elección de Donald Trump ha desatado una ola de euforia en Israel, liderada por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien proclamó el regreso del ex presidente como "el mayor retorno de la historia". En un gesto de apoyo, miembros de la coalición ultraderechista de Netanyahu, como Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, se manifestaron públicamente incluso antes de que se conocieran los resultados definitivos.

Netanyahu fue uno de los primeros en comunicarse con Trump tras su victoria. Según su oficina, la conversación fue "cálida y cordial", y ambos líderes acordaron colaborar para garantizar la seguridad de Israel, abordando también la creciente amenaza de Irán en la región.

Sin embargo, esta celebración ocurre en un contexto complicado, ya que Netanyahu despidió recientemente a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien era visto como un enlace esencial con el Gobierno de Joe Biden. Este cambio de personal podría tener repercusiones en la relación de Israel con Estados Unidos.

Los israelíes parecen estar de acuerdo con el retorno de Trump, con un 67% expresando su satisfacción tras un sondeo realizado por Canal 12. Las calles de Jerusalén reflejan este apoyo, pero no todos comparten esta euforia. Críticos del actual Gobierno advierten que el regreso de Trump podría reforzar la agenda de la extrema derecha en Israel, lo cual no necesariamente es positivo para la estabilidad regional.

Durante su primer mandato, Trump implementó políticas controvertidas pro-Israel, como el reconocimiento de Jerusalén como capital y la soberanía israelí sobre los Altos del Golán. También fue instrumental en los Acuerdos de Abraham, que normalizaron relaciones entre Israel y varios países árabes, dejando de lado la cuestión palestina. Algunos analistas anticipan que, en su segundo mandato, podría fomentar la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita.

Sin embargo, en los últimos años, la relación entre Netanyahu y Trump se ha tensado. Trump mostró su confusión y desilusión cuando Netanyahu felicitó a Biden tras perder las elecciones de 2020. Más recientemente, durante la crisis provocada por los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, Trump criticó a Netanyahu por falta de preparación, sugiriendo que bajo su presidencia, esos ataques no habrían sucedido.

La situación en el Medio Oriente está lejos de la estabilidad y en los Estados Unidos, se espera que la administración de Trump se enfoque en finalizar los conflictos en Gaza y Líbano. Sin embargo, críticos y analistas dudan de que presente una estrategia eficaz y sostenible. Alon Pinkas, exdiplomático israelí, advirtió que Trump podría estar sugiriendo a Netanyahu que actúe con rapidez para resolver la crisis antes del 20 de enero, cuando asuma el poder.

Por otro lado, hay una creciente preocupación de que la administración Trump dará luz verde a una expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania y Gaza. Yehuda Shaul, cofundador de la organización Rompiendo el Silencio, expresó su temor a que el Gobierno israelí reciba una carta blanca para actuar a su antojo, lo que podría agravar el conflicto con los palestinos.

Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza es crítica; se estima que el 90% de sus habitantes han sido desplazados. Un joven de 22 años, Shadi Assad, comparte la frustración de muchos, deseando únicamente un retorno a la paz, afirmando: "Vivimos en un estado de humillación, y a nadie parece importarle. Solo queremos que cese la guerra, ya sea con Trump o sin él."

Este panorama incierto plantea la pregunta: ¿será el regreso de Trump una nueva oportunidad para alcanzar la paz en el Medio Oriente, o abrirá las puertas a un nuevo ciclo de violencia y desestabilización? Solo el tiempo lo dirá.