
El Poderoso Potencial de la Nutrición en el Cáncer: ¿Puede Alimentarlo o Mejorar la Respuesta a los Tratamientos?
2025-02-04
Autor: Joaquín
MADRID. — La alimentación se plantea como un arma de doble filo en la lucha contra el cáncer, ya que puede contribuir a la progresión o, por el contrario, a la mejora del estado del paciente. Hay evidencias claras de que las células cancerosas tienen un gusto particular por la glucosa, y una dieta balanceada puede prevenir hasta un tercio de los cánceres más comunes.
A pesar de los avances, la ciencia sigue trabajando para entender la compleja relación entre la nutrición y el cáncer. Recientes investigaciones destacan el potencial de una dieta adecuada como una estrategia para combatir tumores. "La nutrición no curará el cáncer, pero puede optimizar la respuesta a los tratamientos", aseguran los expertos.
Nabil Djouder, director del grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), menciona que la dieta influye no solo en el metabolismo de las células tumorales, sino también en otros factores cruciales para la supervivencia del cáncer, como la inflamación y la función inmune.
Los investigadores están desentrañando los componentes del metabolismo tumoral, tratando de identificar qué moléculas afectan de manera positiva o negativa y cómo estas pueden ser utilizadas para desarrollar estrategias que mejoren la salud del paciente.
Los tumores, al igual que las células sanas, requieren nutrientes para su crecimiento. Miguel Quintela, director del Programa de Investigación Clínica del CNIO, explica que aunque no hay nutrientes exclusivos para las células tumorales, estas tienen una notable capacidad de adaptación. "Les sirve cualquier cosa que otros tejidos consideran desecho", señala.
Una de las líneas de investigación actuales es traducir los complejos procesos metabólicos observados a nivel molecular en recomendaciones dietéticas aplicables a los pacientes. Gary Patti, investigador en la Universidad de Washington en San Luis, advierte sobre la dificultad de esta tarea. "Los tumores requieren nutrientes específicos para crecer. La idea de reducir el acceso a estos nutrientes a través de la dieta podría ser prometedora, pero aún no comprendemos bien cómo funciona la conexión entre dieta y cáncer. Esto depende de muchos factores, incluyendo genética y el tipo de tratamiento".
Patti ha publicado recientemente en la revista Nature sobre cómo el hígado metaboliza la fructosa y la convierte en lípidos que son utilizados por las células cancerosas. Aunque estas células no pueden metabolizar la fructosa por sí solas, pueden aprovecharla gracias a otros procesos corporales. "El hígado actúa como un intermediario en este proceso, lo que añade una capa más de complejidad a la alimentación del tumor", destaca Alejo Efeyán, del CNIO.
Se ha propuesto que la nutrición de precisión, es decir, planes dietéticos personalizados según el perfil metabólico y el tipo de tumor del paciente, podría mejorar los resultados. Albanell, jefe de Oncología del Hospital del Mar de Barcelona, recomienda una dieta mediterránea como base, tanto para la prevención como durante el tratamiento del cáncer. Esto incluye un enfoque en la reducción del estrés metabólico y la disminución de compuestos tóxicos para las células.
La investigación continúa, y aunque hay patrones dietéticos que han demostrado ser beneficiosos, como una dieta rica en verduras, frutas, y granos enteros, también hay que tener en cuenta que algunas dietas pueden ser perjudiciales. Dietas altas en grasas pueden promover la proliferación cancerosa, mientras que una dieta cetogénica y el ayuno intermitente han mostrado resultados prometedores en la investigación inicial.
La relación entre dieta y cáncer es multifacética y compleja, lo que resalta la necesidad de más estudios. "Debemos entender mejor cómo la dieta influye en la metástasis y otros aspectos del desarrollo tumoral", concluye Djouder, añadiendo que el microbioma intestinal también juega un papel crucial al afectar el sistema inmune y la metabolización de nutrientes.
En resumen, si bien no existe una "cura mágica" mediante la dieta para el cáncer, el potencial de la nutrición como complemento en el tratamiento es innegable. A medida que los científicos continúan investigando, es probable que surjan más recomendaciones dietéticas prácticas y personalizadas que ayuden a los pacientes a enfrentar esta compleja enfermedad.