Antes de la llegada de la pandemia de COVID-19, el análisis de aguas residuales ya se llevaba a cabo en muchos países en busca de sustancias químicas, residuos de medicamentos y patógenos. Sin embargo, la crisis sanitaria global llevó a un aumento significativo en la vigilancia y control de estas aguas, permitiendo rastrear oleadas de COVID-19 y variantes del SARS-CoV-2 con un enfoque renovado.

Aparna Keshaviah, experta de Mathematica, empresa de investigación y análisis de datos en EE.UU., destaca que varios países han intensificado su capacidad de prueba en laboratorios o han implementado procedimientos de muestreo automatizados. “El monitoreo de aguas residuales ha evolucionado increíblemente. Ahora se están desarrollando pruebas para detectar no solo COVID-19, sino también otros patógenos como los de la malaria o la fiebre tifoidea. Este enfoque es vital para el monitoreo de la crisis de opioides”, explica Keshaviah.

Un caso reciente que ilustra la efectividad de esta vigilancia es el hallazgo de poliovirus en muestras de aguas residuales en varias ciudades alemanas. Según el Instituto Robert Koch (RKI), estos patógenos no son del tipo salvaje, sino que provienen de la vacunación oral con patógenos atenuados, llevada a cabo en personas que emigraron a Alemania desde regiones donde se usa esta vacuna.

La importancia del control de aguas residuales radica en su capacidad para detectar brotes de enfermedades desde hace casi un siglo. Además de polio, estas pruebas pueden identificar virus de la gripe, hepatitis A, y otros patógenos peligrosos. La vigilancia de aguas residuales no solo ayuda a saber qué tan extendido está un patógeno en una población, sino que también proporciona datos cruciales que podrían predecir hospitalizaciones y sobredosis, permitiendo que los gobiernos desplieguen recursos eficientemente.

Cuando se detectaron estos virus en Alemania, las autoridades sanitarias rápidamente se movilizaron para sensibilizar a la población sobre los síntomas y revisar el estado de vacunación. La Comisión Permanente de Vacunación (STIKO) instó a los padres a asegurar que sus hijos estén vacunados, señalando que muchos menores en Alemania aún no tienen la protección necesaria contra la polio.

El monitoreo de aguas residuales es una estrategia económica y efectiva que permite la detección temprana de nuevas amenazas de salud. Un estudio internacional demostró que este tipo de control se aplicó con éxito en más de 55 países durante la pandemia. La clave es que, al analizar la carga viral en las aguas residuales, las autoridades pueden anticiparse a los brotes de enfermedades antes de que se manifiesten síntomas en la población, facilitando respuestas más rápidas y efectivas.

A partir de 2027, la monitorización de aguas residuales será obligatoria en la Unión Europea, pero existe una necesidad global de ampliar esta estrategia. Muchos lugares, especialmente en áreas agrícolas y en países en desarrollo, carecen de sistemas de tratamiento de aguas residuales, lo que destaca la urgente necesidad de implementar análisis eficaces en estas regiones.

La vigilancia de aguas residuales no es solo un tema de salud pública; es una herramienta poderosa que puede salvar vidas y prevenir crisis sanitarias futuras. ¡Es hora de prestar atención a lo que nuestros desechos pueden decirnos sobre el estado de la salud colectiva!