En un caso que impactó a la comunidad de Puerto Natales, la trágica historia de Priscila, una joven de 21 años, ha despertado una indignación profunda. Su vida fue cegada brutalmente el 31 de octubre de 2015, un día que empezó como cualquier otro pero que terminó en una pesadilla.

Advertencias Ignoradas: Una Historia de Acoso

Jessica, la hermana de Priscila, había estado alarmada por el acoso del que su hermana fue víctima. "No tengo dudas de que esa persona le hizo algo", declaró, refiriéndose a un extraño que la había estado siguiendo. Los compañeros de Priscila también confirmaron que este individuo, el último conocido en verla, portaba un cuchillo.

El Crimen Atroz

El cuerpo de Priscila fue encontrado en el sector Huertos Familiares, con múltiples heridas cortantes. La investigación llevó a la captura de Diego Molina, un hombre con un largo historial criminal que había intentado ocultar su identidad y se hospedó en una hostal bajo un nombre falso.

Se reveló que, tras una conversación amistosa con Priscila en su trabajo, Molina la llevó al lugar donde perpetró el horrendo crimen. Bajo la influencia de las drogas, la atacó con más de 94 estocadas, cortándole la vena yugular y causándole una muerte agonizante.

Justicia y Condena

En junio de 2016, Molina fue condenado por homicidio calificado. Aunque la ley lo vio como un criminal despiadado, él enfrentó su condena con una sonrisa, mostrando total desprecio por el sufrimiento que había causado.

La Protesta Escandalosa en la Cárcel

Varios años después, en agosto de 2019, Molina, ya un recluso marcado por su crimen, pidió un traslado a otra cárcel debido a las constantes agresiones que sufría de otros internos. La solicitud reveló su incapacidad para lidiar con el peso de su crimen, mientras que protestas dentro de la prisión lo llevaban al borde de la desesperación.

Sus intentos de autolesión, peleas y amenazas a los funcionarios de Gendarmería pintan un cuadro perturbador no solo de un asesino, sino de un individuo atrapado en un ciclo de violencia.

Reflexión Final

El caso de Priscila y la figura de Diego Molina son un recordatorio inquietante de los peligros que enfrentan muchas personas en su vida cotidiana. Las advertencias sobre el acoso deben ser escuchadas, y la historia de Priscila debería servir de llamado a la acción para proteger a quienes están en riesgo y para exigir justicia efectiva.