Desde 2019, la exalcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, ha estado en el ojo del huracán debido a su cuestionable gestión de los recursos municipales durante su mandato. Se estima que el perjuicio financiero para la comuna supera los 33 mil millones de pesos hasta la fecha.

Barriga enfrenta una posible condena de al menos 10 años y un día de cárcel, al ser formalizada por fraude al fisco reiterado y falsificación de instrumento público. Sin embargo, cinco años después de que saltara a la fama, la investigación ha comenzado a desvelar conexiones más profundas, apuntando al también conocido Joaquín Lavín León, quien es diputado de la UDI y ha ocupado su cargo durante tres períodos.

Lavín no es solo un político destacado por sí mismo; es hijo del exministro, exalcalde y excandidato presidencial del mismo nombre, lo que agrega una capa extra de complejidad a la situación. La Fiscalía ha comenzado a investigarlo por su presunta implicación en un caso separado que involucra fraude al fisco y tráfico de influencias.

Esta nueva línea de investigación se centra en el papel influyente que se alega que desempeñó Lavín mientras Cathy Barriga estaba al frente de la alcaldía. Según las fuentes, el fraude en la municipalidad de Maipú no solo fue uno de los más grandes en la historia de Chile, sino que podría haber contado con la complicidad de figuras políticas cercanas. Las repercusiones de este escándalo podrían ser devastadoras, no solo para Lavín y Barriga, sino también para la imagen de la UDI y la confianza del electorado en la clase política.

Los ciudadanos están a la expectativa de cómo se desarrollará esta situación, que pone en la mira la gestión pública y la lucha contra la corrupción en el país. Las investigaciones por fraude y la posible colaboración de políticos influyentes lanzan una sombra sobre la integridad de las instituciones chilenas.