¿Te imaginas vivir en completa oscuridad, sin saber si es de día o de noche? Esta fue la extraordinaria experiencia del geólogo francés Michel Siffre, quien decidió encerrarse en una cueva para explorar el concepto del tiempo humano en un experimento revolucionario. A mediados de la década de 1960, cuando la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética estaba en su apogeo, Siffre se preguntó cómo las personas podrían adaptarse a situaciones extremas, como estar en el espacio por períodos prolongados.

A la edad de 23 años, Siffre se aisló en una cueva de un glaciar subterráneo en los Alpes, a 130 metros de profundidad. Su única compañía consistía en una lámpara de minero, suficiente comida, algunos libros y su diario. Estuvo sumergido en la oscuridad durante dos meses, consciente de que un grupo de científicos monitorizaba su comportamiento desde el exterior.

El objetivo de su experimento era observar cómo los seres humanos pueden regular sus ciclos de sueño y vigilia sin las señales externas que normalmente utilizamos, como la luz solar. Durante su estancia, Siffre comía y dormía según lo dictaba su cuerpo, llamando al equipo encargado de documentar sus actos para estudiar si el ser humano realmente tiene un “reloj biológico”.

Lo que Siffre descubrió fue asombroso. A pesar de estar en completa oscuridad, su percepción del tiempo se alteró notablemente. Aunque había estado allí durante dos meses, él creía que solo había pasado un mes completo. Sus cinco experimentos posteriores, en los que incluyó voluntarios, revelaron que el ciclo biológico de los individuos en oscuridad extendida podía ser de hasta 48 horas en lugar de las habituales 24. Esto implicaba 36 horas de vigilia continua seguidas de 12 a 14 horas de sueño.

Tras sus reveladoras conclusiones, Siffre recibió ofertas del ejército francés, así como de la NASA, para aplicar sus hallazgos a misiones militares y espaciales. Su segundo experimento lo llevó a la Cueva de Medianoche en Texas, donde permaneció 205 días en total oscuridad, un tiempo que le proporcionó un nuevo entendimiento sobre cómo el envejecimiento afectaba su percepción del tiempo.

La experiencia de Siffre no solo ha cambiado nuestra manera de ver la relación entre la biología humana y la percepción del tiempo, sino que también abrió nuevas posibilidades de investigación para la ciencia. ¡Un viaje fascinante que desafía la forma en que entendemos nuestra existencia en el universo!