La crianza de los niños ha evolucionado drásticamente en las últimas décadas. Estudios recientes revelan que la etapa de la infancia tiene un impacto significativo en el desarrollo de la personalidad en la adultez. Esto significa que la forma en la que padres y madres abordan esta etapa es crucial para el futuro de sus hijos.

La psicóloga clínica infantil Andrea Cardemil explica que 'anteriormente, se esperaba que los niños hicieran el menor ruido posible, que se movieran lo menos que pudieran y que no interrumpieran'. Sin embargo, gracias a los avances en neurociencia, hoy sabemos que tanto el desarrollo cerebral como el bienestar emocional de los niños dependen de las prácticas de crianza que implementamos.

Por ejemplo, en el pasado se creía que los castigos 'efectivos' eran una buena estrategia educativa, pero hoy entendemos que lo que realmente importa es cómo estos afectan al niño. 'Ya no se trata solo de que un castigo funcione, sino de que sea beneficioso para ellos', señala la psicóloga, quien enfatiza que las técnicas de castigo físico han quedado totalmente descartadas por su impacto negativo en el cerebro infantil.

A partir de sus investigaciones, Cardemil también ha examinado cómo el estilo de juego de los niños puede estar relacionado con su personalidad. Es importante reconocer que no todos los niños son activos y ruidosos. Algunos son más tranquilos, cuidadosos e incluso pueden ser más sensibles. Esto no siempre se relaciona directamente con la sobreprotección de los padres, sino que puede ser parte del temperamento natural del niño.

Todos los niños nacen con características biológicas que moldean su comportamiento y su forma de interactuar con el mundo. Algunos requieren actividad constante, mientras que otros necesitan momentos de soledad para recargar energías. 'Un niño sensible podría necesitar jugar con menos ruido para sentirse seguro', añade Cardemil.

Este entendimiento también ayuda a desmitificar los conceptos de introversión y extroversión. Cardemil aclara que, aunque a menudo se confunde la introversión con la timidez, en realidad está relacionada con la forma en que cada niño maneja su energía. Un niño introvertido podría necesitar tiempo a solas después de socializar para restaurar su energía, mientras que un niño extrovertido se siente revitalizado al interactuar con otros.

La falta de comprensión sobre estas diferencias puede llevar a juicios erróneos, como considerar que un niño introvertido es tímido o que uno extrovertido depende de otros para jugar. 'Cuando no entendemos el comportamiento de un niño, tendemos a juzgar y a exigirles cosas que a veces no pueden dar o que no les benefician', recalca Cardemil.

Consciente de esta problemática, la psicóloga ha decidido escribir libros dirigidos a niños —y valiosos también para adultos y padres— que les ayuden a comprender su propio temperamento. Su reciente cuento, 'Quiero jugar', utiliza al osito Filipo como una guía para que niños pequeños exploren y se entiendan a sí mismos.

'Con este cuento, quiero que los niños se conozcan y se acepten por quienes son, lo cual es fundamental para su desarrollo socioemocional', concluye Cardemil.

Esta perspectiva innovadora sobre la crianza no solo empodera a los niños, sino que también educa a los padres sobre la importancia de adaptar sus estrategias a las características individuales de sus hijos. ¡No te pierdas la oportunidad de entender mejor a tu pequeño y ayudarlo a crecer feliz y seguro!