Valentina Saini, conocida comediante chilena y madre de una adolescente, solía soñar con ser monja, pero su vida dio un giro inesperado durante su adolescencia. En lugar de renunciar a la diversión, se sumergió en ella, descubriendo su amor por las fiestas, especialmente por la piscola, una mezcla popular de pisco y cola. A sus 39 años, sigue disfrutando de su vida nocturna, y no se detiene a pesar de las responsabilidades.

En una entrevista reciente, Vale reveló su fascinación por el arte de salir de fiesta, que le brinda inspiración tanto para sus actuaciones de stand up como para su contenido en redes sociales. "Carrear es mi hábitat; es como mi zona de comodidad. Hay algo mágico en ver cómo se comporta la gente en una fiesta, especialmente en las bodas, donde la hipocresía está a la orden del día. Me gusta ese estudio del comportamiento humano", compartió entre risas.

Sin embargo, en un intento por experimentar la sobriedad, Saini decidió dejar el alcohol por ocho meses. "Fue un 'experimento social' y lo pasé pésimo. Me sentía rarísima. Mi primer beso sobria fue una experiencia horrible. Me di cuenta de que no soy la misma persona sin un par de copas. Por lo menos tres piscolas deberían estar permitidas para soltar las emociones y que fluyan naturalmente. Aunque no tengo nada en contra de la gente que no bebe, siempre prefiero conocerlxs en un contexto más relajado, quizás en un after party", confesó.

A lo largo de esta experiencia, Vale se dio cuenta de que su relación con el alcohol es compleja. "Soy una persona a la que le gusta divertirse, pero tampoco apoyo que todos terminen en un estado lamentable. Hay que encontrar un equilibrio. Me revelo contra la idea de vivir siempre sobrio, pero tampoco creo que el exceso sea la solución. Hay algo entretenido en la fiesta, aunque también puede llegar a ser desastroso para mí", agregó.

Con el tiempo, Saini ha aprendido a manejar mejor su vida social. Aunque admite que todavía comete errores, como besar accidentalmente al novio de una amiga en una boda, ahora tiene una mayor conciencia de sus acciones. "He ido mejorando, y aunque a veces parezco una mezcla entre Mr. Bean y un niño que no sabe cómo actuar, sé que estoy pasando un buen rato. ¡Qué aburrido sería ir a una fiesta y no ser el centro de atención!", exclamó entre risas.

La comediante, quien ha ganado popularidad en la televisión, radio y redes sociales, ha aprendido a disfrutar de sus salidas, incluso sin el alcohol, mejorando su capacidad de socializar y divertirse. "Ahora ya me conocen en muchos lugares, y aunque no siempre bebo, sigo siendo la misma Vale de siempre, con mis locuras".

Las aventuras de Vale Saini tras estos meses de sobriedad no solo son reveladoras, sino que también invitan a la reflexión sobre nuestra relación con las fiestas y la diversión. ¿Te atreverías a sumarte a un experimento similar?