Un reciente estudio revela que un simple gesto, como enviar un mensaje de WhatsApp a un amigo que atraviesa un mal momento, puede ser más eficaz para nuestro bienestar emocional que darnos un capricho personal. Esta investigación, que involucró a cerca de mil participantes de China, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, pone de manifiesto la importancia de las conexiones sociales en nuestra búsqueda de la felicidad.

Los resultados fueron sorprendentes: los gestos sociales, por pequeños que sean, tienen un impacto mucho más significativo en la felicidad personal que las acciones tradicionalmente consideradas como fuentes de bienestar, como gastar dinero en uno mismo o alcanzar grandes logros profesionales, como un ascenso laboral. La publicación del estudio en la prestigiosa revista Current Psychology destaca que muchas personas no logran reconocer estas sencillas interacciones sociales como medios para mejorar su felicidad. Por el contrario, tienden a optar por actividades solitarias o ambiciosas que piensan que les traerán felicidad.

Investigaciones anteriores ya habían indicado que participar en acciones agradables y expresivas, como mostrar gratitud o ayudar a otros, puede incrementar nuestro nivel de felicidad. Además, incorporar pequeños placeres cotidianos, como disfrutar de un té o café mientras leemos, también contribuye a un bienestar positivo significativo en nuestra vida diaria.

El estudio también analizó cómo se gestionó la felicidad durante los confinamientos por el Covid-19. Los datos mostraron que aquellos que adaptaron sus vínculos sociales, optando por llamadas o mensajes en lugar de interacciones en persona, mantuvieron un mejor estado de bienestar mental que quienes no lo hicieron.

Diversidad cultural, un mensaje universal

La investigadora Julia Vogt, quien lideró el estudio en la Universidad de Reading, comentó que 'es posible que estemos ignorando oportunidades simples y cotidianas para mejorar nuestro estado de ánimo'. A menudo, se piensa que la felicidad requiere cambios radicales o compras costosas, pero el estudio deja claro que, simplificando nuestros gestos hacia los demás, como enviar un simple mensaje para verificar cómo está un amigo, podemos experimentar un impacto notable en nuestro bienestar.

Interesantemente, el patrón hallado se repitió tanto en culturas asiáticas como en occidentales, lo que sugiere que la necesidad de conexión humana es un camino universal hacia la felicidad. Los participantes chinos mostraron una mayor flexibilidad en cómo percibían su felicidad, reportando una mayor variedad de actividades accesibles que consideraban que les aportarían alegría. Sin embargo, a pesar de esta diferencia, tanto asiáticos como occidentales se beneficiaron por igual de las interacciones sociales.

En resumen, el mensaje es claro: el secreto de la felicidad podría estar en las pequeñas acciones diarias, especialmente en aquellas que nos conectan con las personas que amamos. Entonces, ¡no esperes más! Haz esa llamada, envía ese mensaje y siembra la felicidad a tu alrededor.