El 19 de noviembre de 2024, un fenómeno eléctrico poco común iluminó el cielo y fue capturado en una impresionante fotografia por la Estación Espacial Internacional (EEI). Se trata de un "chorro gigante", conocido como "el rayo más alto de la Tierra", que lanza una descarga desde la atmósfera hasta la ionosfera, desafiando las nociones convencionales de la electricidad.

La fascinante imagen, que muestra un brillante destello azul ascendiendo desde las nubes de tormenta hacia el espacio, fue descubierta por Frankie Lucena, un fotógrafo puertorriqueño que se especializa en fenómenos atmosféricos. Mientras revisaba los archivos del Gateway to Astronaut Photography of Earth de la NASA, Lucena encontró cuatro fotografías del evento y decidió compartirlas el 26 de febrero.

Los chorros gigantes se mueven en dirección opuesta a los relámpagos normales, viajando desde las nubes a la ionosfera terrestre. Estos espectaculares fenómenos son descargas eléctricas que pueden alcanzar alturas superiores a los 80 kilómetros y han sido apodados como el "rayo más alto de la Tierra" debido a su impresionante altitud. Aunque la ubicación precisa del fenómeno no está completamente clara debido a la nubosidad, se estima que ocurrió sobre el Golfo de México, mientras la EEI sobrevolaba América del Norte a una altitud de 413 km, a la 00:26 hora del Este.

La rareza de este fenómeno también es notable. Los chorros gigantes fueron documentados por primera vez entre 2001 y 2002, y desde entonces se han capturado solo unas pocas docenas de imágenes, a pesar de que se estima que podrían ocurrir hasta 1,000 de estos eventos cada año. Contrario a los relámpagos que vemos normalmente, los chorros gigantes emiten principalmente luz azul, debido a la alta concentración de nitrógeno en la atmósfera superior, aunque a menudo exhiben ramificaciones rojizas visibles en la imagen.

Además de su impresionante naturaleza, estos eventos son extraordinariamente energéticos. El rayo más potente registrado, que tuvo lugar en mayo de 2018 durante una tormenta sobre Oklahoma, contenía aproximadamente 60 veces más energía que un rayo estándar, alcanzando temperaturas de hasta 4,400 grados Celsius. Los científicos continúan investigando qué provoca estos fenómenos, pero creen que ayudan a equilibrar la carga eléctrica entre diferentes partes de la atmósfera.

Es interesante destacar que estos impresionantes chorros también se pueden observar desde la Tierra. En marzo de 2024, un piloto se volvió viral al compartir un video desde su cabina, donde se apreciaba un impresionante rayo rosa disparándose hacia la ionosfera durante su vuelo.

La naturaleza de los chorros gigantes sigue siendo un enigma, y su relación con otros eventos luminosos transitorios, como los chorros azules y los sprites, continúa siendo objeto de estudio, fascinando tanto a científicos como a entusiastas de la meteorología y del espacio. ¡La exploración de estos fenómenos podría revolucionar nuestra comprensión sobre la electricidad atmosférica!