Descubrimiento en la Cordillera de Chile Central

Durante el vibrante verano de 2016, la ingeniera forestal y guía de montaña Kora Menegoz hizo un sorprendente hallazgo en las alturas de San Fabián de Alico, en la Región de Ñuble. En su ascenso, una peculiar planta atrapó su atención, marcada por sus distintivas flores amarillas y su hábitat rocosa.

Simultáneamente, un grupo de montañistas liderado por Juan Luis Celis, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, también se maravillaba ante la misma planta en el Nevado del Longaví, ubicado en la cuenca del río Achibueno, Región del Maule. El grupo compartía la convicción de haber encontrado una nueva especie del género viola, aclamadas por su belleza y por ser endémicas en la cordillera de Los Andes, que abarca desde Ecuador hasta Tierra del Fuego.

La planta, ahora identificada como **Viola imbricata**, se caracterizaba no solo por sus llamativas flores, sino también por su disposición única: hojas que se superponen de manera similar a las tejas de un techo, formando un hermoso patrón natural. Un arriero del área incluso la apodó "viola catita", debido a su curiosa semejanza con la cabeza de un loro cachaña.

"Nos encontramos con alrededor de 70 individuos de esta planta en un entorno extremadamente inhóspito, donde otras especies apenas pueden sobrevivir", comentó Celis. Después de recolectar muestras y hacer un seguimiento exhaustivo, el equipo se asoció con los botánicos John Watson y Ana Flores para llevar a cabo una descripción morfológica completa, culminando en la publicación de sus hallazgos en la prestigiosa revista científica **Phytotaxa**.

Un Tesoro Natural en Peligro

La Viola imbricata no es solo un descubrimiento extraordinario, sino también un llamado de atención sobre la biodiversidad chilena. Se estima que existen 139 especies de violas andinas, muchas de las cuales están en peligro debido a su crecimiento en áreas de difícil acceso y a los cambios ambientales. Esta planta, que prospera entre los 2300 y 2900 metros de altitud, enfrenta múltiples amenazas provocadas por el cambio climático y el aumento de actividades humanas en su hábitat.

El cambio de uso de suelo y la minería son dos de los principales problemas que afectan a esta especie. A medida que la búsqueda de recursos minerales se intensifica en áreas montañosas, la Viola imbricata corre el riesgo de ser desplazada. Celis enfatiza que "la planta es muy sensible a las altas temperaturas y a los cambios en su entorno". Además, el turismo desmedido en las zonas de montaña podría poner en riesgo su supervivencia, con proyectos de infraestructura en discusión, como un gran centro de esquí en Longaví.

Conservación Urgente y Futuras Investigaciones

El equipo de investigación ha clasificado a la Viola imbricata como "peligro crítico" bajo los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta categorización subraya la urgencia de proteger no solo a esta especie, sino también a su ecosistema único.

El futuro parece prometedor en términos de conservación y investigación. Se espera que este descubrimiento impulse nuevos estudios sobre la genética de la Viola imbricata y otras especies de violas. La colaboración entre montañistas, educadores y científicos es un ejemplo de cómo la comunidad puede trabajar unida para preservar la rica biodiversidad de Chile.

El hallazgo de la Viola imbricata no solo amplía nuestro conocimiento sobre la flora nativa de Chile, sino que también resalta la importancia de actuar en favor de la conservación en estas áreas vulnerables. ¡La naturaleza nos brinda tesoros incalculables, y es nuestra responsabilidad protegerlos!