¿Deberíamos dejar que los niños usen el celular en clase? Un giro inesperado en la educación
2025-01-14
Autor: Martina
Evelyn Cordero Roldán, profesora de matemáticas y neurocientífica, ha desafiado las normas del sistema educativo al afirmar que prohibir el uso de celulares en clase no es la solución. Según ella, las escuelas no son responsables de aniquilar la creatividad en los estudiantes. En una entrevista reveladora y en su charla programada para el Congreso Futuro, argumenta que es crucial adaptar la educación a las necesidades del siglo XXI para fomentar la innovación.
El próximo miércoles 15 de enero, Cordero Roldán inaugurará el bloque "Espacios para aprender" a las 11.30 horas, donde compartirá sus perspectivas innovadoras sobre cómo cultivar la creatividad en las aulas y prepararnos para los desafíos del futuro.
Con 15 años de experiencia como docente, se ha dado cuenta de que el sistema educativo limita el desarrollo de la creatividad al enfocarse en la excelencia en áreas específicas del conocimiento, dejando de lado un enfoque integral del aprendizaje. Propone que el verdadero conocimiento debe abarcar un conjunto de habilidades que permitan a los estudiantes desarrollarse plenamente en un mundo cambiante.
Cordero fue reconocida en 2020 como una de las 100 mujeres líderes del año por sus contribuciones en el ámbito educativo. Durante su entrevista con el medio Què Pasa, se refiere a varios neuromitos que necesitan ser superados para permitir una educación que prepare a los estudiantes para afrontar la modernidad. En este contexto, desafía la idea de que la escuela mata la creatividad; por el contrario, sugiere que las aulas pueden ser los mejores lugares para nutrir la creatividad.
De hecho, desde el 12 de agosto, se encuentra en el Senado una propuesta que busca prohibir el uso de celulares para estudiantes hasta sexto básico. Sin embargo, para la educadora, la prohibición no es la respuesta adecuada. Ella argumenta que la escuela debería ser un espacio donde los estudiantes aprendan a regular su atención y habilidades necesarias para el aprendizaje.
Cordero menciona que muchos mitos rodean el debate sobre el uso de pantallas y tecnología. Asegura que en lugar de prohibiciones, es crucial establecer límites en el uso educativo de tecnología para beneficiar el aprendizaje. Propone que medir el impacto de la exposición a pantallas puede guiarnos hacia decisiones pedagógicas más informadas, evitando posturas extremas sin evidencia.
Profundizando sobre la idea de que la escuela mata la creatividad, Cordero considera que esta afirmación es simplista. Defiende que las escuelas, al proveer conocimiento y habilidades cognitivas esenciales como el control inhibitorio y la flexibilidad mental, son fundamentales para el desarrollo creativo. Además, argumenta que la motivación y el deseo de aprender son elementos centrales en la pedagogía.
Al comparar modelos educativos, como el Waldorf y Montessori con el modelo tradicional, destaca que ambos enfoques pueden fomentar la creatividad si se enfocan en la motivación y los intereses del estudiante. Con políticas públicas recientes que favorecen metodologías más activas y centradas en el estudiante, la educación tradicional también puede innovar y adaptarse a los desafíos contemporáneos.
Cordero advierte que la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner es un neuromito ya que no existe evidencia empírica que lo respalde. En su trabajo, busca desmentir ideas falaces sobre el aprendizaje y enfatiza la importancia de un enfoque educativo integral que no limite a los estudiantes a desarrollar solo una faceta de su potencial creativo.
Finalmente, aborda la pregunta planteada por el Congreso Futuro sobre qué humanidad queremos ser. Cordero sostiene que la creatividad será esencial para enfrentar los retos del futuro, especialmente en un mundo donde el avance tecnológico, como la inteligencia artificial, amenaza con superar capacidades humanas. La creatividad, según ella, es el camino hacia un futuro más brillante y humano.