Claude Béata, el reconocido etólogo, ha compartido en su último libro profundas reflexiones sobre la vida a través de la lente de nuestros amigos felinos, los gatos. En su obra, presenta interesantes perspectivas sobre su naturaleza y su bienestar psicológico. En una videollamada con el apoyo de Fernando A. Monteluna, Béata expone la importancia de entender a estos animales, recordándonos que no son seres sociales como los humanos, pero a pesar de ello, tienen mucho que enseñarnos sobre la convivencia, el respeto y la aceptación de los demás, especialmente de aquellos que son diferentes a nosotros.

Al ser cuestionado sobre la salud mental de los gatos, Béata afirma con rotundidad que sí es un tema serio y relevante. "Desde hace 30 años defiendo el concepto de psiquiatría animal y hay gatos que efectivamente sufren trastornos mentales. Esto no se debe a que sean incomprensibles, sino porque son diferentes a nosotros, y es crucial que desarrollemos empatía para intentar comprender su comportamiento".

La manera en que tratamos a los gatos en nuestros hogares es fundamental para prevenir problemas de salud mental. Béata enfatiza que muchas veces, los dueños no se dan cuenta de que sus mascotas pueden estar sufriendo ansiedad o inhibición, lo que puede desatar comportamientos indeseados. Además, menciona casos alarmantes en Barcelona donde varios individuos han tenido que llamar a los bomberos debido a comportamientos violentos y agresivos de sus gatos.

En cuanto a la posibilidad de que los gatos sufran trastornos como psicosis o esquizofrenia, Béata subraya que sí pueden experimentar una desconexión de la realidad, lo que puede llevar a comportamientos extraños. "Hay que recordar que si bien sus experiencias son diferentes a las nuestras, ellos también pueden sufrir psicológicamente", añade.

Béata también reflexiona sobre la falta de mecanismos de reconciliación en los gatos. A diferencia de los humanos, que podemos pelear y luego reconciliarnos, los gatos pueden romper relaciones de manera permanente. "Es importante entender que no forman parte de una estructura social como nosotros y esto implica una perspectiva totalmente distinta sobre la convivencia".

Por otro lado, la relación de los gatos con la jerarquía es fascinante; Béata afirma, "Son alérgicos a la jerarquía. No la comprenden, y cualquier intento de imponer castigos sólo fractura la relación". Esto resuena especialmente en nuestra sociedad contemporánea, donde muchas veces nos obsesionamos con estructuras jerárquicas.

En cuanto a la salud y el bienestar de los gatos, Béata destaca que la terapia para estos animales va más allá de medicación. "Es crucial que se realice una terapia conductual que restablezca su territorio y su confort, antes de pensar en medicamentos". También aclara que el castigo no es una solución; los gatos, al igual que los humanos, pueden desarrollar depresión si se sienten atrapados o amenazados.

Finalmente, Béata ofrece una respuesta alentadora para aquellos que quieren introducir un gato en su hogar, asegurando que con el ambiente adecuado, estos animales no solo prosperan, sino que también contribuyen al bienestar físico y emocional de sus dueños, disminuyendo el cortisol y la frecuencia cardíaca. "Los gatos aportan una percepción sobre la diferencia y el respeto, y su presencia puede cambiar nuestra vida para mejor".

En un mundo donde la convivencia y el respeto son cada vez más necesarios, Béata nos invita a aprender de los gatos y de su capacidad de aceptar la diversidad. Estos pequeños maestros pueden enseñarnos que la vida junto a otros, que son diferentes, es no solo posible, sino enriquecedora.