Más de 36 mil chilenos han fallecido este año mientras esperaban atención médica, ya sea una consulta o cirugía. Especialistas advierten que esta cifra podría superar los 40 mil para fines de 2024, lo que representa más de 100 muertes diarias de personas en condiciones críticas debido a la falta de atención.

La situación actual es alarmante. Datos recientes muestran que 2,6 millones de atenciones especializadas y 334 mil cirugías siguen pendientes. Todo esto ocurre en un contexto preocupante, donde no parece haber un plan gubernamental claro que aborde esta situación con la urgencia que merece.

Consultados por medios de comunicación, expertos han subrayado que Chile enfrenta una grave crisis sanitaria que ya ha costado miles de vidas y seguirá haciéndolo si no se toman medidas decisivas. Propusieron la declaración de una alerta sanitaria, similar a la que se implementó durante la pandemia de COVID-19, ya que en el último año se ha reportado un tercio de las muertes relacionadas con las listas de espera.

Decretar una alerta sanitaria brindaría al Estado la capacidad de aumentar el presupuesto en salud y contratar temporalmente a médicos extranjeros, que podrían ejercer sus especialidades en el sistema público sin tener que pasar por el protracted proceso de certificación, que puede tomar varios años.

Figuras clave como Jaime Mañalich y Enrique Paris, exministros de Salud, enfatizaron la necesidad urgente de esta medida. Según Paris, “deberíamos aprovechar la experiencia de la pandemia y establecer una alerta sanitaria que nos permita trabajar juntos ante esta crisis”. A su vez, Mañalich señaló que “la lista de espera es una verdadera epidemia, y las medidas suaves simplemente no serán suficientes.”

Los médicos especialistas advierten que el alarmante aumento de las listas de espera es un fenómeno que se debe a múltiples factores, incluyendo la mala gestión en los servicios de salud y la desigual distribución de médicos a lo largo del país. En particular, solo la mitad de los especialistas ejerce en el sistema público, que atiende al 80% de la población.

Una de las soluciones propuestas es permitir que médicos graduados en el extranjero, cuyos títulos estén homologados en Chile, puedan trabajar sin las largas tramitaciones habituales. De esta manera, se podría aliviar de manera significativa la carga del sistema de salud.

Algunos expertos como Gilberto González, presidente de la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas (CONACEM), resaltan que la falta de incentivos para que los médicos se desplacen a áreas necesitadas en regiones más rurales agrava la situación. La distribución desigual de especialistas significa que un alto porcentaje reside en regiones metropolitanas, mientras que las regiones rurales enfrentan un déficit crítico.

Sin embargo, la administración de salud pública no solo se enfrenta al problema de la escasez de médicos, sino también a la falta de cargos disponibles en el sector. “Para que alguien trabaje en el sector público, debe haber un cargo disponible para cumplir funciones,” resaltó Mauricio Osorio, de CONACEM. Esto implica que incluso si hay especialistas listos para trabajar, no hay un lugar donde puedan ser asignados adecuadamente.

En conclusión, la declaración de una alerta sanitaria no solo podría salvar vidas en el corto plazo, sino que también es crucial para facilitar el camino hacia reformas más amplias y sostenibles que enfrenten esta crisis de forma efectiva. ¡Es momento de actuar y poner la salud de los chilenos en primer lugar!