Ciencia

Científicos renuevan el nombre de 200 especies vegetales debido a connotaciones racistas y despectivas

2024-09-22

¿Es hora de cambiar los nombres de las especies que utilizan términos racistas y ofensivos? Este debate ha cobrado impulso en los últimos meses en el ámbito científico internacional y culminó con una decisión histórica en el Congreso Botánico Internacional, que se llevó a cabo en julio pasado en Madrid. Con una votación mayoritaria, se ha decidido modificar el nombre de 200 especies vegetales, representando un paso significativo hacia la conciencia social en la ciencia.

Este movimiento busca reemplazar términos que, aunque en su momento pudieron no parecer ofensivos, hoy son considerados despectivos, como el término 'caffra', el cual es un insulto étnico hacia los negros en Sudáfrica. De este modo, el árbol de coral Erythrina caffra será renombrado como Erythrina affra, una decisión que intenta despojar el término de sus connotaciones negativas, a la vez que se mantiene una referencia al continente africano.

Sin embargo, esta decisión no ha estado exenta de controversias. Muchos científicos sostienen que mantener la estabilidad y la unificación en la nomenclatura científica es fundamental, ya que ha sido crucial para el avance del conocimiento de biodiversidad desde el siglo XVIII, cuando Carl von Linnaeus implementó el sistema de nomenclatura binomial en latín. Este método ha facilitado la comunicación entre investigadores de distintas culturas y lenguas a lo largo de los años.

Los opositores al cambio argumentan que renombrar especies que han sido conocidas durante siglos podría provocar confusión en la literatura científica y obstaculizar futuras investigaciones. Inés Álvarez, científica del Real Jardín Botánico, subraya que la estabilidad en la nomenclatura es primordial para no poner en peligro el progreso científico.

A partir de 2026, se implementará una política más estricta en la adopción de nombres para nuevas especies, prohibiendo el uso de nombres que hayan demostrado ser despectivos. Además, se formará un comité responsable de revisar estas designaciones taxonómicas para prevenir que futuros descubrimientos lleven nombres que puedan ofender a algún colectivo.

También ha surgido un fuerte debate acerca de las especies que llevan nombres de figuras históricas implicadas en la esclavitud o el colonialismo, como el género Hibbertia, en honor al comerciante de esclavos George Hibbert. A pesar de la presión de algunos sectores, nombres como el de la magnolia, que reconoce al botánico Pierre Magnol, no serán modificados, aunque este último ha sido criticado por su relación con el colonialismo.

Ante esta situación, científicos como Santiago Martín Bravo proponen que al nombrar nuevas especies se tomen en cuenta referencias culturales y se consulte a expertos locales, evitando que se perpetúen desigualdades. Este enfoque ya ha sido utilizado en casos anteriores, como en el nombre de la hormiga Pheidole klaman, que hace referencia a una palabra de la tribu Akan en África.

Además, la Sociedad Americana de Ornitología ha decidido cambiar los nombres comunes de las especies de aves en América del Norte que tienen nombres de personas. Un ejemplo emblemático de este cambio es el caso de la pardela paticlara, cuyo nombre en inglés, 'flesh-footed shearwater', tiene connotaciones problemáticas. A pesar de los desafíos para encontrar un nuevo nombre adecuado, los científicos han propuesto el término 'sable shearwater', que hace referencia tanto a su plumaje oscuro como al entorno en el que anida.

Esta revocación de nombres apela a una vida científica más inclusiva y consciente, estableciendo un precedente que podría transformar cómo se manejan los nombres en la botánica y más allá, reflejando así un cambio cultural y social más amplio en la comunidad científica.