Salud

Capitolina Díaz: «La investigación en medicina debe incluir el 50% de personas de cada sexo»

2025-01-08

Autor: Camila

Capitolina Díaz Martínez, oriunda de Villadepalos en León, se ha convertido en una de las máximas expertas en la aplicación de la perspectiva de género a la investigación. Con una sólida formación académica, Díaz se licenció en Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y se doctoró en la Universidad de Londres. Aprovechando su experiencia académica, ha trabajado como profesora en la Universidad de Oviedo y ha ocupado una cátedra en Valencia, donde se dedica a formar al personal investigador con el objetivo de reducir la brecha de género, especialmente en el ámbito de la salud. En su trayectoria, ha sido directora para la Igualdad en el Empleo y tuvo un papel relevante como consejera de investigación en la Reper, la representación de España ante la Unión Europea en Bruselas. Este 2024, Díaz y Ángels Caso recibirán el premio Diversa e Igual de la Universidad de León por su labor en pro de la igualdad.

En una reciente entrevista, Capitolina abordó varios temas críticos sobre la igualdad de género en el ámbito educativo y científico. Aunque la cantidad de investigadoras ha ido en aumento, la matrícula de futuras ingenieras ha mostrado un decrecimiento alarmante. Según Díaz, esto se debe a que la ingeniería sigue siendo un campo altamente masculinizado, marcado por estereotipos de género que han persistido durante décadas. Las mujeres que logran entrar a este mundo se enfrentan a un ambiente que históricamente ha favorecido a hombres, y a menudo deben demostrar doble esfuerzo en comparación con sus colegas masculinos. A pesar de los esfuerzos superficiales de las universidades por cambiar esta cultura, Díaz sostiene que se requiere un compromiso real y profundo. Citando ejemplos de universidades estadounidenses que han logrado equilibrar significativamente la matrícula femenina en ingeniería, enfatiza que las instituciones en España aún tienen un largo camino por recorrer.

Díaz también destacó la sobrerrepresentación de mujeres en las carreras científicas de salud como un signo positivo, afirmando que esto demuestra que las mujeres no solo son capaces de lidiar con grados difíciles, sino que también están eligiendo carreras con un propósito claro: ayudar a los demás. No obstante, advierte que la inclusión de más mujeres en la ciencia no es suficiente si no se transforma la forma en que se realiza la investigación. Llegar a un 30% o más de científicas en un campo podría cambiar la manera de abordar la investigación, resaltando ejemplos de primatólogas que, al aumentar su número, lograron diversificar las metodologías en sus estudios.

Además, subrayó la importancia de que la investigación médica considere equitativamente el sexo y el género en sus estudios. Su visión crítica a los enfoques tradicionales que han ignorado las diferencias biológicas entre hombres y mujeres resuena claramente. Por ejemplo, los síntomas de infarto pueden manifestarse de diferentes maneras en mujeres, y la falta de comprensión en torno a esto ha llevado a consecuencias fatales. Argumenta que tanto las diferencias biológicas como las sociales deben ser consideradas en cada paso del proceso investigativo para garantizar resultados precisos y relevantes.

En términos de salud, Capitolina explicó que la inclusión de un 50% de cada género en la investigación médica es aún una obligación reciente, y esto ha ganado relevancia en contextos como Canadá y EE. UU, y más tarde en la Unión Europea. Las implicaciones de esto son profundas, especialmente en enfermedades que afectan a ambos sexos, como el Alzheimer. Recientemente, se ha comenzado a prestar atención a cuestiones como la endometriosis, que afecta a miles de mujeres en edad reproductiva y ha estado tradicionalmente desatendida.

Abordando la cuestión de la esperanza de vida, Capitolina resaltó que más de 17,000 de las 21,000 personas centenarias son mujeres, y analizó cómo las mujeres viven más años, pero a menudo enfrentan soledad, enfermedad y pobreza. A medida que envejecen, pierden autonomía y muchas veces quedan con pensiones insuficientes debido a su historial laboral interrumpido por responsabilidades familiares.

Finalmente, sobre los programas que promueven carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre niñas, Díaz advirtió que simplificar el problema a la falta de interés de las mujeres por estas disciplinas ignora la riqueza de talento existente y propone una revalorización de cómo se presentan estas áreas a las estudiantes. La clave, según ella, es integrar el conocimiento digital en las disciplinas donde las mujeres ya están presentes y aprovechar sus capacidades para promover una agricultura, sanidad y educación digital más inclusiva y equitativa.