Este miércoles, el Ministerio de Obras Públicas de Chile anunció un hito monumental: la inauguración de la ampliación de la Planta Desaladora Norte en Antofagasta, que la convierte en la primera ciudad en toda América Latina que obtiene el 100% de su agua potable de la desalinización del mar.

La historia de la desalinizadora en Antofagasta comenzó en 2003, cuando se inauguró la Planta Desaladora Norte, que en ese momento sólo lograba satisfacer un 15% de la demanda, pero con la reciente ampliación, se incrementará esta producción a 1.436 litros por segundo. Esto asegura el abastecimiento continuo de agua potable no solo para Antofagasta, sino también para la vecina comuna de Mejillones.

"Es un gran avance para nuestra región. Desde hoy, Antofagasta es la primera ciudad latinoamericana con más de 500 mil habitantes que se abastece al 100% de agua desalada. Con esto, estamos poniendo a las familias en el centro de nuestras prioridades y enfrentando la dura mega sequía que sufrimos", afirmó Jessica López, ministra de Obras Públicas, durante la inauguración.

El proyecto implicó una inversión de 130 millones de dólares y es parte de una serie de iniciativas del gobierno chileno para abordar la crisis de agua que afecta al norte del país. Tan solo un mes atrás, se dio a conocer la licitación para una nueva planta desalinizadora en Coquimbo, con una inversión prevista de 350 millones de dólares, que también busca mitigar los efectos de la sequía.

El superintendente de Servicios Sanitarios, Jorge Rivas, destacó que la Región de Antofagasta se ha convertido en pionera en soluciones sostenibles ante la escasez de agua, instando a que la desalinización de agua de mar es una inversión clave para el futuro del agua en el desierto de Atacama.

Los desafíos climáticos continúan surgiendo y, mientras la sequía persiste, proyectos innovadores como este son vitales para asegurar el acceso al agua potable, un recurso que cada vez es más escaso. El éxito de esta planta podría servir como modelo para otras ciudades latinoamericanas que enfrentan problemas similares. ¿Están listos otros países para seguir este ejemplo y adoptar la desalinización como una solución definitiva? ¡El futuro del agua en Latinoamérica podría depender de ello!