Las imágenes de ciudades sumergidas pueden parecer sacadas de una película de ciencia ficción, pero un reciente estudio ha sembrado la preocupación sobre la realidad de este escenario. Investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU) en Singapur alertan que, si las emisiones de carbono continúan en su trayectoria actual, el nivel del mar podría incrementarse hasta 1,9 metros hacia finales de este siglo. Este cambio drástico podría transformar el mapa global de manera alarmante, y antes de lo que muchos imaginarían.

Las consecuencias de este fenómeno serían devastadoras para millones de personas en áreas costeras. Las inundaciones permanentes, el desplazamiento forzado de comunidades enteras y la posible desaparición de ciudades son algunas de las proyecciones de los expertos. El estudio, publicado en la revista Earth’s Future, pone de manifiesto que cada continente se verá afectado, generando una creciente preocupación a nivel mundial.

Los científicos analizan diversos modelos para estimar el aumento del nivel del mar al combinar datos observacionales con proyecciones teóricas, incluyendo el colapso de plataformas de hielo. Un punto crítico en esta investigación es el glaciar Thwaites, en la Antártida, conocido como el “glaciar del fin del mundo”, cuya inminente fusión podría incrementar notablemente la subida de los océanos.

Además de considerar el deshielo y la expansión térmica del agua, el estudio también contempla el impacto de fenómenos como las marejadas ciclónicas y las inundaciones por mareas altas, que cuando se combinan, acentúan el riesgo para las comunidades costeras.

Se identifican varias ciudades en el Reino Unido que están en la línea de fuego, incluyendo zonas de Londres como Bermondsey, Greenwich y Chelsea, que enfrentan el riesgo de inundaciones crónicas. A pesar de contar con defensas costeras avanzadas, estas podrían no ser suficientes ante un aumento del nivel del mar de tal magnitud.

Las ciudades de la costa este de Inglaterra, como Hull y Skegness, son particularmente vulnerables. Este patrón se repite en Europa, donde áreas densamente pobladas desde Calais hasta Dinamarca podrían quedar bajo el agua. En Italia, Venecia se enfrenta a un destino sombrío de inundaciones continuas, haciéndose más probable su desaparición en el horizonte del 2100.

Estados Unidos no escapa de esta inquietante realidad, con ciudades como Nueva Orleans y distintas localizaciones de Florida y Texas que podrían ver sus defensas contra inundaciones sobrepasadas. Con la actual ineficacia de sus sistemas de protección, el futuro de estas ciudades es alarmante.

En Asia, metrópolis gigantes como Yakarta, Bangkok y Mumbai sufren ya de inundaciones recurrentes que afectan su infraestructura y economía. Un aumento adicional del nivel del mar podría hacer inhabitable grandes áreas, lo que causaría desplazamientos masivos de población, convirtiendo a millones en refugiados climáticos.

En Oceanía, naciones insulares como Maldivas y Tuvalu están en la cuerda floja, con la posibilidad de quedar completamente sumergidas en este siglo, obligando a sus habitantes a buscar asilo en otras partes del mundo.

Los investigadores subrayan que el futuro de estas ciudades depende de las acciones inmediatas que se tomen. La reducción de las emisiones de carbono y la implementación de estrategias de adaptación son cruciales. Sin embargo, la inacción solo aumenta la probabilidad de que estos escenarios se materialicen, convirtiendo el futuro en un presente aterrador.

La información divulgada por National Geographic resalta que el aumento del nivel del mar no es una amenaza del futuro distante, sino un reto urgente que repercute en millones de vidas alrededor del planeta. ¿Estamos realmente preparados para enfrentar esta cruda realidad?