Expertos han lanzado una potente advertencia sobre la necesidad de reformar la tecnología utilizada para la Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE) y mejorar la fiscalización de su uso. Esto surge como respuesta al alarmante aumento en la venta informal y el uso fraudulento de esta importante herramienta que beneficia a millones de estudiantes en el transporte público.

Desde su creación como Carnet Escolar en 1954 y su posterior transformación en TNE, esta tarjeta ha sido un pilar fundamental que asegura un acceso asequible al transporte para más de 2,2 millones de alumnos, según la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb). Este sistema de subsidio permite que la tarifa del transporte en la capital se reduzca de 850 a solo 250 pesos.

Sin embargo, un fenómeno inquietante ha surgido: el interés en el uso del pase escolar se ha extendido más allá del ámbito estudiantil. De acuerdo con datos obtenidos a través de la Ley de Transparencia, entre noviembre de 2023 y 2024, se registró un aumento del 12% en las validaciones de la TNE en la Región Metropolitana, superando el modesto 5,1% en la matrícula de educación superior en el mismo periodo. Por el contrario, la matrícula en educación básica sufrió una disminución de más de 15 mil alumnos, mientras que la educación media solo creció un 1,6%.

El uso indebido de la TNE ha llevado a que entre octubre de 2020 y octubre de 2024 se emitan 4.399 citaciones en los Juzgados de Policía Local por mal uso, en la mayoría de los casos, quienes no son titulares de la tarjeta la utilizaban para obtener tarifas reducidas, enfrentando multas que alcanzan los 201 mil pesos.

La venta de pases escolares en plataformas digitales ha proliferado, con usuarios en Marketplace de Facebook ofreciendo la tarjeta por precios que pueden llegar hasta los 50 mil pesos. Louis de Grange, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales, destacó un aumento significativo en el uso de la TNE en los primeros meses de 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior, a pesar de que la población estudiantil no aumentó en la misma proporción.

De Grange sugiere que el Ministerio de Transportes necesita investigar las causas detrás de esta discrepancia, planteando dos posibles explicaciones: un aumento real en los viajes de los estudiantes, o un uso creciente y fraudulento de los beneficios de la TNE.

Alejandra Valencia, académica de la PUCV, ofrece otra perspectiva al indicar que muchos estudiantes están compartiendo su tarjeta con familiares. Esta práctica podría ser un factor que incrementa el número de viajes. La exigente situación de los fiscalizadores también fue mencionada, quien advirtió que actualmente los cuerpos de fiscalización no pueden controlar adecuadamente el flujo de pasajeros.

Para combatir el fraude, Valencia propone una modernización de la TNE hacia un sistema de código QR y la implementación de un límite en el número de viajes, aunque reconoce que esto requeriría un análisis exhaustivo por parte de las autoridades encargadas.

Finalmente, la Junaeb, ante la creciente preocupación por la venta ilegal de la TNE, ha afirmado que todos los casos conocidos han sido denunciados a las autoridades competentes para identificar y sancionar a los responsables. ¡Es hora de actuar y proteger el derecho de los estudiantes a un transporte accesible y justo!