Durante años, la imagen de una copa de vino en la mesa ha simbolizado bienestar y elegancia. Este hábito, ampliamente defendido por expertos como beneficioso para la salud del corazón, parecía un placer inofensivo que incluso podría prolongar la vida. Sin embargo, nuevas investigaciones están desafiando esta noción, sugiriendo que la copa de vino podría no ser la aliada que creíamos.

Un extenso estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha puesto en tela de juicio los beneficios del consumo moderado de vino, particularmente entre las personas mayores. A lo largo de más de una década, se ha seguido a más de 135,000 adultos mayores de 60 años, y los resultados son sorprendentes.

El estudio, publicado en JAMA Network Open, ha encontrado que no hay evidencia que respalde la idea de que consumir entre 10 y 20 gramos de alcohol al día –equivalente a una copa de vino o una pequeña cerveza– esté asociado con una menor mortalidad. La Dra. Rosario Ortolá, autora principal del estudio y profesora en la UAM, señala: "No encontramos evidencia de una asociación beneficiosa entre el consumo bajo de alcohol y la mortalidad".

Esto contradice investigaciones anteriores que sugerían que el consumo moderado de alcohol, particularmente vino, podía ser beneficioso para la salud cardiovascular. Los nuevos hallazgos sugieren que tales estudios eran defectuosos, pues a menudo comparaban a bebedores moderados con abstemios, un grupo que incluye a personas que han dejado de beber por problemas de salud, distorsionando así los resultados.

Además de desmentir los beneficios, el estudio también pone de manifiesto los riesgos de consumir incluso pequeñas cantidades de alcohol, especialmente en personas mayores con condiciones de salud preexistentes. Los investigadores advirtieron que el consumo ligero puede aumentar la probabilidad de mortalidad en este grupo, lo que pone en entredicho las recomendaciones médicas que durante tanto tiempo han promovido una copa de vino al día como algo saludable.

Con este panorama, es fundamental reconsiderar las directrices actuales sobre el consumo de alcohol. La idea de que una copa de vino al día contribuye a la salud es cada vez más cuestionada, y el estudio parece señalar que la abstinencia total podría ser la opción más segura.

Este radical cambio en la percepción del vino y la salud plantea interrogantes sobre la realidad del consumo de alcohol en nuestra sociedad. La promoción de estilos de vida saludables, especialmente para los mayores, debe reevaluarse a la luz de estos nuevos hallazgos. Quizás es hora de dejar esa copita de vino en la comida y explorar alternativas más beneficiosas y seguras para el bienestar.