Este sábado, a los 104 años, falleció el icónico cantante Oswaldo Gómez, conocido artísticamente como “El Indio Araucano”, en un hospital de Nueva Jersey. Su sobrino, Manuel Gómez, fue quien confirmó la triste noticia a Radio Bío Bío.

Gómez murió rodeado de su familia, incluida su hija Mercedes, y deja un legado familiar con tres hijos y varios nietos. Aunque recientemente cumplió 104 años, él mismo solía mencionar que su fecha de nacimiento podía ser uno o dos años anterior, debido a que su inscripción en el Registro Civil fue tardía.

Oswaldo Gómez nació en Quintra Malai, cerca de Angol, en la región de la Araucanía. A los ocho años, un accidente lo dejó ciego, lo que lo llevó a ser internado en la Escuela Santa Lucía, un establecimiento para niños invidentes y sordomudos en Santiago. Su estancia allí fue difícil y, tras fugarse, recuperó en parte la vista gracias a una operación y posteriormente, en 1984, a un trasplante de córnea en Estados Unidos.

Su talento musical fue descubierto por la soprano Irma Cano, quien lo animó a presentarse en Temuco. A los 13 años, ya estaba cantando en la radio local, y más tarde ganó el reconocimiento como mejor cantante de su ciudad, lo que le permitió participar y triunfar en el concurso “La Voz de Oro de Chile” a los 17 años.

Convertido en El Indio Araucano, su carrera internacional despegó en 1944, cosechando éxitos en países como Argentina, Colombia (donde recibió un Disco de Oro en 1948), y otros destinos en Centroamérica y el Caribe. Su legado se consolidó en Cuba, donde vivió 11 años hasta que fueron confiscados sus bienes tras la Revolución. Esto lo llevó a reiniciar su carrera en España y luego a establecerse en Estados Unidos, donde brilló en los centros nocturnos de Nueva York junto a otros grandes artistas latinos.

Gómez nunca abandonó la música. En su vejez, continuó enseñando y participando en coros, se mantuvo orgulloso de sus raíces mapuches, y lucía atuendos tradicionales en sus actuaciones. Su incansable dedicación al arte lo convirtió en una leyenda que perdurará en la memoria colectiva de la música latinoamericana.

El legado de El Indio Araucano no solo reside en su música, sino en la forma en que celebró y reivindicó su herencia cultural, llevando con orgullo su identidad a cada escenario que pisó.

Su historia y su música vivirán para siempre en el corazón de sus fanáticos.